Más delgado, pero con su humor y energía habituales, el expresidente Bill Clinton salió ayer del retiro que le impuso su reciente operación de corazón para hacer campaña a favor de John Kerry e intentar deshacer el empate entre el candidato demócrata y George Bush, a sólo una semana de unas elecciones que se siguen con gran expectación dentro y fuera de Estados Unidos.

Las miles de personas concentradas en Love Park, en Filadelfia (Pensilvania), le dieron una bienvenida muy calurosa con la canción No surrender (No nos rendiremos ), de Bruce Springsteen. "Si esto no es bueno para mi corazón, no sé qué puede ser bueno", bromeó. Para Clinton, Kerry se centra "en la esperanza" y Bush, "en el miedo". "Los republicanos están tratando de que los votantes indecisos se asusten de Kerry, y de asustar a los que ya se han decidido para que no vayan a votar", advirtió. Fue su primer acto electoral tras el cuádruple bypass coronario a que se sometió en septiembre. "Kerry tiene un mejor plan para EEUU", afirmó.

DESPRESTIGIO INTERNACIONAL "A veces me han llamado el chico que vuelve , pero en ocho días John Kerry va a convertir a Estados Unidos en el país que vuelve ", arengó, aludiendo al desprestigio internacional de EEUU y a su aislamiento, tras la desastrosa guerra de Irak, lanzada por George Bush. "Los del otro lado quieren un mundo donde ellos concentren el poder y el dinero en la extrema derecha, y cooperen con otros sólo cuando ellos quieren", añadió.

Clinton no fue la única figura demócrata que ha saltado a la palestra electoral en estos últimos días de campaña. Ayer, el exvicepresidente Al Gore se encontraba en Florida, el estado que le privó de llegar a la Casa Blanca, animando a los votantes para que acudan a las urnas el 2-N.

DESPLIEGUE DE VIPS La pugna es tan grande por este estado que ayer había un verdadero atasco de personalidades de uno u otro bando haciendo campaña. Además de Clinton, que debía participar en un mitin vespertino en Miami, estaban Teresa Heinz Kerry, esposa del candidato demócrata, y las dos hijas de Bush, que se desplazaron para hacer campaña en favor de su padre.

DESAPARICION DE EXPLOSIVOS Kerry aprovechó ayer otra revelación comprometida para la Casa Blanca --la desaparición de 400 toneladas de potentes explosivos en Irak-- para arremeter contra su rival, acusándole de "increíble incompetencia" en el manejo de la desastrosa posguerra.

"Este presidente y su Gobierno han puesto a nuestras tropas y a nuestro país en un peligro mayor del que deberíamos sufrir", recalcó en Nueva Hampshire, donde recaló el día antes de trasladarse a Filadelfia para unirse a Clinton. "Esta Administración se ha equivocado en todos los pasos que ha dado sobre cómo ir a la guerra en Irak", añadió.

Entretanto, en Washington, la Casa Blanca trató de quitarle importancia a la desaparición de los explosivos del polvorín iraquí del grupo terrorista Al Qaeda, que las tropas de ocupación estadounidenses no vigilaron adecuadamente.

Scott McClellan, portavoz presidencial, hizo hincapié en que estos explosivos no plantean una amenaza nuclear, y trató de desviar la atención de la pérdida, para concentrarla en la eliminación de municiones en poder de iraquís desde que EEUU ocupó Irak. "Hemos destruido más de 243.000 municiones y nos hemos asegurado de que otras 163.000 más serán destruidas", declaró.