A John Kerry no le hacía falta una victoria por KO, pero los golpes brillantes eran bienvenidos. Le convenía moverse --dialécticamente hablando-- con la agilidad de Cassius Clay, e igual de importante era evitar estridencias como las que hicieron famoso a Myke Tyson. Para el aspirante demócrata a la Casa Blanca, el debate de ayer (madrugada en España) frente a George Bush en la Universidad de Miami, en Coral Gables (Florida), era el combate definitivo. Sus esperanzas radican en cómo analicen hoy su actuación los medios de comunicación y la ciudadanía.

Inexplicablemente, Kerry ha soportado meses de ataques, que han logrado debilitar su imagen y cuestionar su capacidad de liderazgo, algo relevante en plena guerra contra el terror. Mientras él aguantaba golpes y parecía poner la otra mejilla, los republicanos lo definían como la figura de las chancletas (flip flop , expresión que en inglés indica debilidad). Ayer, Kerry subió al ring dispuesto a transformarse, en 90 minutos y frente a 50 millones de personas, en bota militar.

Con Bush por delante en las encuestas y con el primero de los tres debates centrado en los supuestos puntos fuertes del presidente --política exterior y seguridad nacional-- la misión de Kerry era presentarse con convicción como un líder capaz, con el fin de ganarse a los indecisos, el 20% de los cuales dice que el debate influirá en su voto.

´Política solidaria´

Kerry empezó a dibujar con trazo firme ese nuevo perfil horas antes del debate. "Puedo ser un comandante en jefe más fuerte, que solucionará los problemas en Irak y traerá las tropas a casa", dijo nada más aterrizar en Florida. Bush, mientras, se dedicaba a hacer política solidaria y, sin duda, de campaña: el miércoles y ayer visitó zonas (y posibles votantes) afectadas por los huracanes.

"El primer debate es crítico para Kerry. Tiene que convencer a los votantes de que no es lo que Bush ha dibujado, que tiene creencias firmes", analizaba David Lanoue, profesor de política. "Los votantes están deseosos de echar a Bush, pero no para reemplazarlo con un candidato débil y equívoco", agregó.

Esas parecen las claves de esta carrera: fortaleza, aunque sea debilitadora a largo plazo; convicciones, aunque sean peligrosas; claridad, aunque el futuro sea oscuro. Lo expresaba ayer a la perfección un lector de The New York Times que opinó sobre un artículo en el que Al Gore daba consejos a Kerry. "Con todos mis respetos, Gore está equivocado. Esta elección no es sobre asuntos, sino sobre cómo los votantes perciben a los candidatos". Sabio Jeff Brutman.