Al menos seis soldados de las milicias leales al Gobierno impuesto por la ONU en Trípoli (GNA), murieron en un bombardeo de fuerzas bajo el mando del mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del país (LNA) sobre la localidad de Gharyan, clave en el frente sur de la capital.

Fuentes de Seguridad explicaron a Efe que el ataque se produjo de madrugada en la línea norte de la ciudad y en el mismo resultaron heridos otros siete soldados del GNA, que desde hace tres días trata de recuperar la posición. Poco después del amanecer, los combates artilleros se reanudaron en el resto de los frentes y en particular en Swani, una zona agrícola a medio camino de la autopista que une el frente de Gharyan y los barrios de la periferia norte de Trípoli.

LOS COMBATES ARRECIAN

Situado a unos 20 kilómetros al sur de la capital, en el frente de Swani combaten milicias procedentes de la ciudad occidental de Zawiya, leal al GNA, y un batallón de caballería ligera procedente del este. "El objetivo es mantener esta posición firme para que no puedan recuperar el control de la carretera. Y esperar refuerzos para hacerlas retroceder hacia Gharyan", explicó a Efe Hasan, jefe de la Katiba.

"La carretera principal está ya limpia y bajo control hasta el norte de Gharyan. Ahora hay que impedir que puedan avanzar por este eje", agregó Hasan antes de que una salva de morteros, seguida de varias de ráfagas de fusil, obligara a las tres furgonetas artilladas a retroceder tras una barricada. A pesar de la fiereza de las escaramuzas, que causaron varios heridos leves por impacto de bala y esquirlas, ninguno de los dos combatientes logró avances significativos. Los combates se reanudaron de madrugada en los diferentes frentes del eje sur después de que las negociaciones que se mantienen entre bambalinas fracasaran por la posición de ambos bandos, decididos a mantener sus posiciones.

NO ACEPTAN NINGUNA TREGUA

El martes, Mohamed Lamari, miembro del Consejo presidencial vinculado a la ONU, advirtió que no se aceptará tregua alguna hasta que las fuerzas de Hafter no se retiren de las posiciones ganadas en Gharyan, población situada a unos 50 kilómetros al sur de la capital.

Responsables en Bengasi, segunda ciudad en importancia y capital del este de Libia, revelaron que el mariscal Hafter había conversado con el presidente norteamericano, Donald Trump, y se había comprometido a reducir los bombardeos aéreos para evitar las bajas civiles.

Lo cierto, sin embargo, es que los ataques desde el cielo -en el que participan aviones procedentes de Egipto y Emiratos Árabes Unidos (EAU)- han cesado en los últimos días debido a las condiciones meteorológicas adversas en la capital, azotada por una intensa tormenta de arena.

EL CERCO DE TRÍPOLI

Hafter inicio el cerco a Trípoli el pasado cuatro de abril con el secretario general de la ONU en Libia, Antonio Guterres, de visita oficial en la capital, en un claro mensaje a la comunidad internacional. Las tropas orientales avanzaron con rapidez por el eje sur en dirección al antiguo aeropuerto internacional de Trípoli, un enclave estratégico que consiguieron arrebatar en escasos días a las fuerzas del GNA.

En desuso desde hace cinco años, el aeropuerto es vital como base logística para el asalto definitivo de la ciudad, que según analista de Inteligencia podría prolongarse durante varios meses debido a la igualdad de las fuerzas y la llegada la próxima semana del mes del ayuno islámico o Ramadán.

Ambos contendientes recibieron refuerzos en los últimos días, las tropas de Hafter desde la ciudad occidental del Zintán, próxima a la frontera con Túnez, y el GNA de la ciudad-estado vecina del Misrata, principal puerto comercial del país. La batalla por el control de Trípoli, que ha segado ya la vida de 246 personas y desplazado a más de 32.000, es crucial para el futuro del país, ya que una victoria de Hafter le otorgaría el control casi absoluto del país.

El conflicto ha servido, además, para poner de relieve la compleja red de injerencias extranjeras e intereses petroleros foráneos que padece Libia desde que en 2011 estallara la revolución que acabó con la dictadura de Muamar al Gadafi. En particular entre Francia, afín al mariscal Hafter, e Italia, país este último que es el principal apoyo político del GNA y uno de los socios militares de la ciudad estado de Misrata, donde tiene desplegadas tropas.