El tira y afloja entre la Casa Blanca y la comisión independiente del Congreso que investiga el 11-S continuó ayer. La comisión exigió al Gobierno de George Bush que explique por qué retuvo miles de documentos secretos sobre contraterrorismo y espionaje del Gobierno anterior, presidido por el demócrata Bill Clinton.

"Hemos dado a la comisión acceso a toda la información que necesita para llevar a cabo su trabajo", se defendió la Casa Blanca, pero el portavoz de la comisión.

Este nuevo encontronazo se produce tras el pulso de la semana anterior entre Bush y la comisión, a cuenta de la comparecencia de la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. El presidente cedió y Rice testificará el 8 de abril.

Ahora se trata de la retención de casi 11.000 documentos de la presidencia Clinton que, según los exasesores del expresidente demócrata, muestran sus esfuerzos para combatir a Al Qaeda.

El portavoz del Departamento de Estado, Adam Ereli, anunció ayer que Washington tomará huellas dactilares y fotografías de todos los extranjeros que visiten EEUU, incluidos los ciudadanos de los 27 países que no requerían visado, como España o Gran Bretaña.

La medida entrará en vigor el próximo 30 de septiembre.