Uno de los principales argumentos con los que el presidente de EEUU, George Bush, justificó su guerra unilateral contra Irak, la supuesta relación de Sadam Husein con Al Qaeda, se derrumbó estrepitosamente ayer. La comisión independiente del Congreso que investiga los atentados del 11-S aseguró, en su informe preliminar, que "no hay pruebas creíbles" de la existencia del vínculo iraquí con Osama bin Laden.

En el documento, la comisión explica que Osama bin Laden, líder de Al Qaeda, trató de recabar ayuda para su red terrorista en Sudán, Irán y Afganistán. En 1994 se entrevistó en Sudán con un alto cargo del espionaje enviado por Sadam, pero no se llegó a establecer una relación de cooperación entre ambas partes.

LINEA DE FLOTACION Estas conclusiones constituyen otro devastador torpedo contra la línea de flotación de Bush a cuatro meses y medio de las elecciones en que se jugará la reelección, pues se suman a la inexistencia de las supuestas armas de destrucción masiva iraquís, cuya amenaza constituyó el pilar básico sobre el que la Casa Blanca se apoyó para justificar su invasión de Irak.

Además, las conclusiones de la comisión contradicen abiertamente las afirmaciones de Bush y del vicepresidente, Dick Cheney, que esta misma semana seguían insistiendo en la conexión entre Irak y Al Qaeda. La comisión desmontó incluso el argumento esgrimido a menudo por la Administración de Bush para probar la conexión Irak-Al Qaeda de que el líder de los 19 terroristas que perpetraron el 11-S, Mohamed Atta, se entrevistó con un agente del espionaje iraquí en Praga, cinco meses antes de los atentados. "No creemos que tal reunión se produjera", sentenció ayer la comisión.

El informe revela un plan para el 11-S aún más escalofriante que el que se llevó a la práctica. En lugar de cuatro, debían ser 10 los aviones que iban a ser empleados como bombas volantes contra edificios en las costas este y oeste. Entre los objetivos figuraban las sedes de la CIA y el FBI, los edificios más altos y emblemáticos de California y el estado de Washington, e incluso centrales nucleares.

Sin embargo, las peleas internas de Al Qaeda no sólo limitaron los ataques, sino que casi dieron al traste con ellos. El 9 de septiembre del 2001, dos días antes de los fatídicos atentados, Atta todavía no había decidido si el cuarto avión secuestrado, que se estrelló en Pensilvania, se dirigiría contra la Casa Blanca, como deseaba Bin Laden, o contra el Congreso de EEUU, como quería él.

DIVISIONES Según la comisión, Bin Laden quería que los atentados se perpetraran el 12 de mayo del 2001. Los planes comenzaron en 1996, cuando Jalid Sheij Mohamed propuso los ataques. Mohamed, actualmente detenido por EEUU, supervisó la planificación, "originalmente centrada en un décimo avión, que hubiera pilotado él mismo".