La lucha antiterrorista no fue una prioridad antes del 11-S para el Departamento de Justicia de EEUU, encabezado por John Ashcroft. Esta fue la grave denuncia emitida ayer por la comisión independiente del Congreso que investiga el 11-S, en su noveno informe preliminar sobre los fallos de seguridad que propiciaron los atentados, en el que también vapulea al FBI por no haber sabido responder a la amenaza terrorista.

El documento, de 12 páginas, fue hecho público pocas horas antes de la prevista comparecencia de Ashcroft ante la comisión, que también interrogó ayer a su predecesora en el cargo de fiscal general, Janet Reno, y al exdirector del FBI Louis Freeh, nombrado por el expresidente demócrata Bill Clinton. Freeh trabajó para Bush hasta mayo del 2001.

LAS PRIORIDADES DE LOS FEDERALES "La estrategia antiterrorista del FBI no fue un foco de atención para el Departamento de Justicia en el 2001", primer año de mandato de Bush, recalcó el informe, que se refirió a un documento elaborado por Justicia el 10 de mayo del 2001. En ese informe se fijaban las siete prioridades de trabajo anuales, pero no se mencionaba el contraterrorismo.

Aunque Ashcroft ha declarado en otras ocasiones que su departamento no tenía "prioridad mayor" que proteger a la nación del terrorismo, lo cierto es que el 10 de septiembre del 2001, un día antes de los atentados, Ashcroft rechazó una petición de 42 millones de euros, presentada por el FBI, para contratar más agentes para la lucha antiterrorista.

Ayer, Freeh, exdirector del FBI, reconoció los fallos de la agencia federal, pero adujo que carecía de los fondos y del personal necesario. "En los presupuestos del 2000, 2001 y 2002 pedimos 1.895 personas más ... y sólo nos dieron 76", explicó.