Organizaciones internacionales, dirigentes políticos occidentales y observadores electorales certificaron ayer la validez de las primeras elecciones presidenciales afganas y desestimaron que las irregularidades denunciadas en bloque por los candidatos de la oposición justifiquen la anulación de la consulta electoral. Robert Barry, jefe de la delegación de 40 expertos enviados por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), aseguró que la demanda de repetir los comicios está "injustificada" y, además, "cuestiona la voluntad de millones de ciudadanos afganos que acudieron a votar" el pasado sábado.

La Fundación para unas Elecciones Libres en Afganistán (FEFA), que había desplegado a cerca de 2.300 observadores afganos, advirtió a los organizadores de la consulta que debía garantizarse un recuento transparente de votos. El boicot anunciado la víspera por los 15 candidatos opositores parecía ayer perder fuerza, después de que algunos de los contendientes anunciaran su disposición a aceptar los resultados si la comisión electoral realiza una investigación "a fondo" de las denuncias de fraude.

Durante las horas posteriores a las votaciones del sábado, diplomáticos acreditados en Kabul y observadores desplegaron una intensa actividad para intentar convencer a los candidatos opositores de que depusieran su actitud. El representante de la ONU en Afganistán, Jean Arnault, el enviado especial de la Unión Europea, Francesc Vendrell, y varios embajadores europeos se reunieron con los 15 aspirantes rebeldes para pedirles que reconociesen los resultados "pese a las irregularidades", según fuentes diplomáticas.

TINTA INDELEBLE El origen de la controversia está en la tinta indeleble utilizada para marcar el dedo pulgar e impedir que los electores voten más de una vez. En muchos colegios se utilizó un rotulador equivocado, cuya tinta se podía borrar con agua.

Desde el exterior, los dirigentes occidentales prefirieron poner el énfasis en la alta participación y la ausencia de incidentes, y pasaron de puntillas por las acusaciones de fraude. En EEUU, el presidente Bush calificó de "gran acontecimiento" la celebración de las primeras elecciones afganas. Tan sólo la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, admitió "dificultades técnicas".