Las armas químicas y biológicas supuestamente en poder de Sadam Husein, con las que el presidente de Estados Unidos, George Bush, justificó la invasión de Irak que lanzó unilateralmente en marzo de 2003, no existían, ya que fueron destruidas por el régimen iraquí tras su derrota en la primera guerra del Golfo Pérsico, en 1991. Además, el programa de armas nucleares iraquí se había degradado hasta el punto de prácticamente no existir.

Estas fueron la conclusiones presentadas ayer ante el Congreso tras 15 meses de investigaciones por Charles Duelfer, jefe de inspectores de armas de EEUU en el país árabe. Se trata de otro torpedo a la posición del presidente, cuando sólo faltan 27 días para las elecciones, ya que la sangrienta y costosa guerra de Irak se ha convertido en el centro de la campaña electoral. Las conclusiones de Duelfer refuerzan las denuncias contra el presidente del candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, por haber lanzado una guerra en base a información equivocada, que ha costado ya más de 1050 soldados a EEUU y 200.000 millones de dólares.

Duelfer, que presentó un informe de más de mil páginas, no sólo explicó que el régimen de Sadam destruyó sus arsenales de armas prohibidas en 1991 y 1992. Además, añadió que la última fábrica capaz de producir cantidades significativas de armas no convencionales fue también desmantelada en 1996. Cuando EEUU invadió Irak, la capacidad de su régimen para producir estas armas se había degradado aún más, bajo el peso de las sanciones internacionales impuestas una década antes, como castigo a su invasión de Kuwait, en 1990.

Sadam nunca abandonó sus ambiciones nucleares pero, "a pesar de su expreso deseo de que su equipo nuclear retuviera los conocimientos que tenía, y sus intentos por conservar algunas partes clave de ese programa, en el curso de los siguientes 12 años (tras 1991), la capacidad de Irak para producir un arma de este tipo se degradó", explicó Duelfer, que antes de encabezar a los expertos de armas de EEUU fue inspector de armas de la ONU.

Aunque Sadam tenía intenciones de volver a poner en marcha su programa nuclear, cuando los inspectores de armas de la ONU abandonaron Irak en 1998 optó por concentrarse en tratar de que las sanciones internacionales fueran eliminadas, explicó también Duelfer. La "prioridad máxima" del dictador iraquí era librarse de la miseria económica a que le reducían las sanciones, ya que "limitaban sus ambiciones y pesaban gravemente sobre los iraquís", continuó.

El propio Sadam, al ser interrogado tras su captura, afirmó que había desarrollado sus armas de destrucción masiva para defenderse de su vecino, Irán, añadió una fuente cercana al informe citada ayer por The Washington Post .

Mientras Duelfer presentaba su informe en el Congreso, en Wilkes Barre (Pennsylvania) el presidente Bush siguió firme en su postura de que la guerra de Irak fue apropiada. "Había un riesgo, un riesgo real, de que Sadam Husein pasase materiales nucleares o información a redes terroristas", recalcó en un discurso. "En el mundo posterior al 11-S se trataba de un riesgo que no nos podíamos permitir", insistió.