Los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) Irrumpieron en la política presentándose como los nuevos cruzados que querían poner fin a los vicios del pasado. Jóvenes y menos jóvenes que querían hacerse portavoces de los oprimidos a través de internet y de la democracia directa. Muchos, la mayoría, carecían de experiencia en los pasillos de los palacios romanos. Pero menos de un año después de las elecciones en las que resultaron elegidos como el partido más votado, el aura alrededor del M5S empieza a difuminarse. Los indignados italianos han perdido impronta acechados por el pacto con la xenófoba Liga de Matteo Salvini, las polémicas internas y los escándalos que han afectado a algunos de sus dirigentes.

El derrumbe de la imagen con la que el M5S entró en la escena política italiana se visualizó simbólicamente esta semana. Luigi di Maio, el líder de la formación, vicepresidente y ministro del Trabajo, fue acusado de ser socio de una constructora que, años atrás, contrató a obreros en negro. Asediado por las polémicas, Di Maio no desmintió las informaciones, sino que se desligó de los hechos. En un mensaje publicado en Facebook, la red social que habitualmente usa cuando quiere comunicar algo a la opinión pública, recordó que, en la época de los hechos, él no era socio de la empresa lo es desde el 2014 y que la gestión estaba entonces en manos a su padre, Antonio Di Maio.

Mala relación con el padre

Mi padre ha cometido errores en su vida y de estos hechos yo tomo distancia, dijo el jefe político del M5S. También explicó que, con su padre, durante años, ni nos hablamos, no había una buena relación, aunque ahora ha mejorado, según dijo el ministro, quien en agosto denominó Dignidad a su primer decreto. Y todo ello después de que su padre fuera también criticado por haberse beneficiado en el 2006 de una amnistía urbanística, por una casa de tres pisos construida parcialmente de manera ilegal.

Aunque estos no han sido los únicos litigios que han perseguido al líder del M5S en las últimas semanas. Otro momento que amenazó incluso con ocasionar una ruptura con la Liga, fue cuando, a comienzos de noviembre, cinco senadores del M5S se negaron a firmar el llamado 'decreto seguridad', promovido por el ultra Salvini para mantener su promesa de endurecer drásticamente las políticas migratorias italianas.

Lo hicimos porque consideramos que esa ley no es constitucional, explicaba uno de ellos, Gregorio Di Falco, en un reciente encuentro en la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma. Ocurrió días después de que el propio Di Maio anunciara que los parlamentarios rebeldes debían pasar ahora por el juicio de los probiviri, una especie de autoridad moral del M5S capacitada para expulsar a quienes incumplen las reglas de la formación. El M5S ha perdido todo rastro de progresismo después de aliarse con la Liga. Así no veo ninguna posibilidad de colaborar con ellos, ha llegado a decir el exministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, quien en las últimas semanas ha empezado su campaña como cabeza de lista del izquierdista Democracia en Europa (Diem25) para las elecciones europeas del 2019.

La claves de las cuentas

Otro, en cambio, ha sido el caso de los europarlamentarios Daniela Aiuto y Marco Valli. La primera anunció en octubre su salida del M5S al argüir que la formación controlaba hasta las claves de sus cuentas en las redes sociales. Mientras que el segundo se autosuspendió del M5S por haber mentido afirmando que poseía una licenciatura en Economía que jamás obtuvo. Como consecuencia de ello, el M5S se ha quedado sin representación en las comisiones económicas en Bruselas.

El M5S ha caído en los sondeos. Uno de los últimos señala un panorama preocupante para el partido fundado en el 2009 por el cómico Beppe Grillo y el empresario informático Gianroberto Casaleggio. En concreto, según la encuesta de Index Research, el M5S tiene hoy el 25% de los consensos. Algo que sitúa al partido por debajo de la Liga, que ha pasado de ser la tercera formación más votada en las elecciones de marzo a sumar el 33% de los apoyos en los sondeos actuales.