Four more years . Cuatro años más. El presidente George Bush ha ganado las elecciones presidenciales y ha visto cumplido su sueño.

Millones de votantes republicanos también han conseguido su objetivo: cuatro años más de republicanismo ultraconservador.

En las primeras horas de este triunfo electoral, en el que muchos estadounidenses y extranjeros no creían, los seguidores de Bush se han mostrado tan felices como preocupados los perdedores. Y en esta ocasión los perdedores no son únicamente los votantes de John Kerry, también lo son los centenares de millones de ciudadanos del mundo que creen que con la reelección de Bush el planeta es un lugar más inseguro.

Esta es la hora de la verdad. Ahora Bush deberá explicar cuál va a ser su política durante estos cuatro años a sus ciudadanos y a los ciudadanos del mundo, a los hijos y nietos de aquellos a los que John Kennedy pidió en aquel lejano viernes del 20 de enero de 1961 su corresponsabilidad en la construcción de un mundo más justo.

El discurso de Kennedy

Han pasado 43 años desde aquel día en que Kennedy dijo en el Capitolio: "Mis queridos ciudadanos del mundo: no preguntéis qué hará América por vosotros, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del hombre".

La política de Bush durante sus primeros cuatro años no reunió a los ciudadanos en el proyecto común. Nunca EEUU había estado tan separado del resto del mundo. Lo dicen y reconocen desde los estudiantes de Georgetown hasta los más altos representantes del Departamento de Estado.

Se abren incógnitas en estos cuatro nuevos años de Bush. Pero a juzgar por sus promesas electorales, sus discursos, los contenidos de sus últimas entrevistas, éste es el posible panorama que les espera a los estadounidenses y a los ciudadanos del mundo.

Miembros de la Administración de Bush han explicado a este diario que uno de los primeros objetivos del presidente consistirá en intentar cambiar el rumbo de los acontecimientos en Irak. Hasta este momento, las tropas norteamericanas han actuado como fuerzas de ocupación, una tarea para la que, evidentemente, no están entrenadas. Se espera una inmediata ofensiva militar total en todos los frentes de Irak con el objetivo de aplastar definitivamente las fuerzas insurgentes localizadas en las zona sunís.

En esta escalada militar, en la que participarán más tropas, se pretende derrotar por completo a las guerrillas. Durante los próximos meses, la población civil iraquí podría sufrir las consecuencias de esta decisión.

La agenda antiterrorista de Bush, que se vio alterada la pasada semana con las nuevas amenazas de Osama bin Laden, arrancará con la creación de un nuevo cargo, un único director para todos los servicios de inteligencia, siguiendo la recomendación de la comisión del 11-S.

El presidente impondrá más controles fronterizos, más controles de identificación, enviará a miles de soldados estacionados en Europa a los puntos más calientes del planeta. Apoyado por el respaldo ciudadano que le ha conferido cuatro años más, Bush renovará la totalidad de las medidas de excepción de la Patriot Act, la ley aprobada tras los ataques del 11-S, cuyas restricciones de los derechos civiles y libertades de los norteamericanos han provocado grandes debates políticos. Algunas de las medidas de la Patriot Act expiran en el 2005. Bush las renovará.

Empleo e impuestos

Bush tiene previsto mantener las negociaciones multilaterales con Corea del Norte, pero se negará a entablar un diálogo bilateral con Pyongyang sobre su programa de armas atómicas. Por otra parte, intentará restablecer los puentes de diálogo y colaboración con Europa, quizá para intentar que sean los europeos quienes presionen a Irán por seguir empeñado en promover su programa nuclear.

Bush insistirá en que el empleo surja como resultado de una reducción de impuestos. En sus primeros cuatro años perdió un millón de empleos y la cifra de parados alcanzó los ocho millones. El presidente sostiene que la economía se había estimulado gracias a la reducción de impuestos, pero no explicó cómo conseguirá reducir la deuda pública, que se elevaba antes de estas elecciones a 400.000 millones de dólares, el 4% del PIB.

En estos cuatro años Bush deberá destinar fondos públicos para mejorar el sistema sanitario, ayudar a la tercera edad y liberar impuestos para las cuentas destinadas a los gastos médicos. También deberá mejorar la calidad de la enseñanza, aunque seguirá oponiéndose al aborto y a prohibir la pena de muerte. Y aunque se negará a dar papeles a los inmigrantes que cruzaron la frontera sin permiso, sí mantendrá su apoyo a la venta de armas de fuego.