Vestido con su uniforme de camuflaje verde, el especialista del Ejército Ivan López, un veterano de la guerra de Irak y en tratamiento por problemas mentales, ha abierto fuego esta madrugada contra sus compañeros de la base militar de Fort Hood, en Tejas (EEUU). Antes de suicidarse, López ha matado a tres personas y ha herido a otras 16. Todas las víctimas son militares. Las autoridades han descartado en principio cualquier vinculación del suceso con ninguna organización terrorista extranjera pero aún no han determinado las causas del tiroteo.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha prometido "llegar al fondo de qué ha pasado exactamente" y se ha declarado "consternado porque algo como esto haya pasado otra vez". Y es que no es la primera vez que la violencia de armas de fuego golpea Fort Hood. En noviembre del 2009, la base de la localidad tejana de Killeen fue escenario de la mayor matanza en unas instalaciones militares de Estados Unidos. En esa ocasión, fue otro militar, el psicólogo Nidal Malik Hasan, quien mató a 13 personas e hirió a otras 32. Hasan se había radicalizado siguiendo, entre otras cosas, los discursos del clérigo asentado en Yemen Anwar Al Awlaki. Fue procesado por la justicia militar y condenado a muerte el año pasado.

Sin permiso para llevar su Smith & Wesson

López, que pasó cuatro meses en Irak en el 2011 conduciendo camiones, ha disparado en dos zonas de la base: un edificio que alberga a una brigada médica y otra instalación de un batallón de transporte. Ha usado una Smith & Wesson semiautomática de calibre 45 que había comprado recientemente y que no tenía permiso para llevar a la base. Cuando tras el tiroteo, una soldado se le ha encarado, en principio el veterano ha alzado los brazos pero luego ha sacado una pistola de debajo de su chaqueta, se la ha puesto en la cabeza y se ha disparado, acabando así con su vida. El general Mark Milley, comandante de la base, ha explicado que López tenía "problemas de salud mental y de comportamiento".

Según ha detallado Milley, López había informado que tuvo un traumatismo cerebral, estaba tomando antidepresivos y estaba siendo observado para determinar si sufría estrés postraumático.

El pasado mes de septiembre un contratista del Gobierno protagonizó otro tiroteo en el Navy Yard de Washington. Entonces murieron 12 personas y el secretario de Defensa, Chuck Hagel, ordenó cambios de seguridad en las instalaciones militares. "Cuando tenemos este tipo de tragedias en nuestras bases algo no funciona", ha dicho Hagel tras este nuevo incidente. "Seguiremos abordando el problema".