La investigación sobre las torturas a los presos iraquís en la cárcel bagdadí de Abú Graib llegará a la cúpula militar estadounidense, según publicó ayer The New York Times . El general John Abizaid, jefe de las fuerzas de EEUU en Oriente Próximo, ha pedido al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, que sustituya al actual responsable de las pesquisas, general de dos estrellas George R. Fay, por otro de mayor graduación que pueda interrogar a los más altos responsables militares.

Esta petición, que será aceptada por Rumsfeld, según el Pentágono, evitará que únicamente sean investigados soldados rasos, como los siete que por ahora están procesados por haber torturado a los reclusos de Abú Graib. De hecho, Fay, todavía jefe de la investigación, pidió interrogar al máximo jefe militar de las tropas de EEUU en Irak, el general de tres estrellas Ricardo Sánchez, quien rechazó la solicitud por tratarse de un militar de más baja graduación.

"MINUCIOSA Y TRANSPARENTE" "El general Sánchez hizo esto para asegurarse de que la investigación era completa, minuciosa y transparente, y que no dejaba ningún resquicio de duda a la veracidad de sus hallazgos", declaró un alto funcionario del Pentágono. Sánchez ha sido acusado por el abogado de Ivan Frederick, uno de los siete soldados procesados, de estar presente en algunos de los interrogatorios en los que se abusó de los prisioneros iraquís.

Un posible candidato a sustituir al general Fay es George W. Casey, subjefe del gabinete del Ejército, que es el aspirante con más posibilidades de sustituir a Sánchez después del traspaso de poderes.

Abogados de algunas de las víctimas de los abusos en Abú Graib anunciaron ayer que demandarán a las empresas estadounidenses de seguridad privada Titan y CACI International, ya que tres de sus trabajadores (tres traductores) participaron en las torturas.

The Washington Post también reveló ayer que los militares que interrogan a los presos de la base militar de EEUU en Guantánamo (Cuba) han tenido acceso a los exámenes médicos de los reclusos y han utilizado esa información para localizar sus puntos débiles y atormentarlos, según denunció la Cruz Roja en un memorando de octubre pasado. Expertos en bioética aseguran que eso viola las Convenciones de Ginebra.

Además, el Pentágono aprobó una lista con métodos crueles para llevar a cabo los interrogatorios, entre los que se incluyen siete que no están previstos en la doctrina militar del Ejército, según publicó ayer The Washington Post . Estos son: la manipulación de la dieta, la alteración del sueño, el aislamiento total durante 30 días, la manipulación del medio ambiente, la mejora y el deterioro de un día para otro de la celda, y una técnica conocida como la falsa bandera , que consiste en engañar al preso sobre la nacionalidad del interrogador.