En medio de la resaca que han dejado tres semanas de feroces combates en Nayaf, los cuatro ayatolás que conforman la cúpula religiosa shií dejaron ayer claro que rechazan la ocupación de Irak por parte de las fuerzas de Estados Unidos pero que, por ahora, se abstendrán de combatirla por la vía armada. "Aún no hemos agotado las vías pacíficas para poner fin a la ocupación, pero si un día se cierran las posibilidades de dialogar, entonces la lucha armada se convertirá en una opción", declaró Alí al Najafi, portavoz del ayatolá Bachir al Najafi.

Alí Sistani, el hombre que ha puesto fin a la crisis en la ciudad santa, recibió ayer en su casa a los otros tres clérigos que integran la más alta autoridad shií: la Marjaya. La presencia del Ejército estadounidense en el país y la reconstrucción de Nayaf fueron los dos temas principales. De acuerdo con fuentes shiís citadas por la cadena árabe de televisión Al Jazira, Najafi, Saad al Hakim e Ishaq al Fayad le pidieron a Sistani --al que visitaron por separado-- que "luche contra la presencia de tropas de EEUU en todo Irak". El resultado de las reuniones fue un mensaje moderado que no llega a ocultar el malestar de los shiís hacia Washington.

ATAQUES CONTRA EL ISLAM "El resultado de la intervención de EEUU en Irak no es la liberación, sino la apertura de un nuevo frente para combatir a sus enemigos y atacar el islam", señaló el portavoz de Najafi. Con respecto a Nayaf, los cuatro ayatolás se pusieron de acuerdo en la necesidad de reparar los daños que la ofensiva norteamericana ha causado en el mausoleo del imán Alí. Allegados de Sistani indicaron que la Marjaya estudia la posibilidad de exigir una compensación económica al Gobierno iraquí para poder financiar estos trabajos de reparación.

Por ahora, los habitantes de Nayaf miman el sagrado edificio con lo poco que tienen a mano. Bomberos, guardias municipales y voluntarios limpiaban ayer los muros exteriores de la mezquita y las aceras que la rodean, y descubrían, de paso, agujeros de bala en las paredes que el fragor de la batalla había ocultado hasta el momento. La mayor parte de los vecinos despotricaban de las milicias de Moktada al Sadr, a las que consideran responsables de los daños sufridos en casas y comercios.

MILICIANOS DE OTRAS CIUDADES "Mire lo que han hecho en Nayaf. La mayor parte de esos milicianos ni siquiera son de aquí. Representan tal vez el 5% de la población, mientras que el 70% de la ciudad ha quedado destruida", se lamentaba uno. Otros, que lo han perdido todo, o casi todo, se mostraban escépticos frente a las promesas de una posible indemnización por parte del Gobierno. "Todo se puede arreglar, pero no tengo los medios --decía Halem Mohamed Rasul delante de las ruinas de su pastelería--. El Gobierno ha prometido compensaciones, pero no me sorprendería que no me llegara nada".

Cinco ministros iraquís viajaron ayer a Nayaf para observar los destrozos causados por los combates y reafirmar el compromiso del Gobierno con la reconstrucción. Desde Bagdad todavía se pide a las milicias de Sadr que entreguen sus armas a las autoridades, algo que por ahora no ha sucedido. Sólo las han depuesto.

VIOLENCIA EN EL RESTO DEL PAIS Entretanto, en el resto de Irak la violencia sigue siendo la tónica general. En Baquba, al noreste de Bagdad, cinco policías murieron al ser tiroteados por insurgentes. En el barrio bagdadí de Ciudad Sadr murieron tres civiles y otros seis resultaron heridos víctimas de la explosión de un mortero, y en Mosul, en el norte del país, una profesora universitaria de 36 años fue asesinada en su coche cuando se dirigía a la universidad.