Hartos de esperar unas ayudas que no llegan, los habitantes de las localidades afectadas por el terremoto de Alhucemas, que el martes causó 571 muertos, se han puesto en pie de guerra contra el Gobierno marroquí. La situación humanitaria se ha degradado tanto que, en algunos núcleos, ya se han producido conatos de revuelta popular. Además, varias ONG locales se reunieron para preparar manifestaciones de protesta ante el abandono de las autoridades, a las que acusaron de negarse a entregarles el material para ayudar a las víctimas del terremoto.

Según el miembro de una ONG local, las autoridades aseguran que sus superiores "aún no han dado su autorización" para distribuir la ayuda. Los equipos de rescate y el material de asistencia llegado desde España, Francia, Argelia y Luxemburgo estuvieron bloqueados en el aeropuerto hasta la tarde de ayer.

Los habitantes de Tamasint, un pueblo afectado por el terremoto y que no ha recibido ayuda, iniciaron ayer una marcha a pie hasta Alhucemas para denunciar su desamparo. El rey Mohamed VI, que debía visitar ayer Alhucemas, ha aplazado su viaje hasta mañana.

Las tiendas de campaña son ahora el material humanitario que más se necesita. En toda la zona afectada, decenas de miles de personas, entre ellas muchos niños, durmieron por segunda noche consecutiva a la intemperie, a merced del frío y de las lluvias torrenciales que a ratos azotaron la provincia de Alhucemas.

CORTES DE CARRETERAS La tensión estalló en Ait Yusef Uali, una comuna de 18.000 habitantes, donde un millar de habitantes cortaron durante más de una hora la carretera, gritando eslóganes en bereber, para pedir tiendas de campaña. Los gendarmes tuvieron que rescatar de entre la multitud a un funcionario a punto de ser linchado.

"Podemos entender que las primeras 24 horas, a causa del caos, no lleguen las ayudas", explicó Yasin, un habitante. "Pero ya hace día y medio que pasó el terremoto y aquí no ha llegado ni un paquete de azúcar. La televisión habla de muchas ayudas, pero nosotros no hemos visto nada", denunció.

"El cólera aumenta cada hora que pasa", comentaba desencajado Mohamed Amlu, el alcalde, que ya no sabía como controlar a sus vecinos. A cambio de que dejaran libre la carretera, el alcalde dio un ultimátum a los gendarmes. "O en tres horas --les amenazó-- empieza a llegar ayuda o mi gente vuelve a manifestarse y yo voy con ellos".

A las tres, dos camiones con tiendas llegaron a Ait Yusef Uali. Unas 3.000 personas asaltaron como una jauría los camiones, despedazando las tiendas del primer vehículo. El segundo dio media vuelta.

Muchas de las aldeas más aisladas de la comarca de Ait Kamra como Tazaghin o Achbar seguían, dos días después del terremoto, sin recibir ayuda alguna. La población vive a la intemperie y carece de alimentos. "No tenemos comida", relató Ahmed, un habitante de Tazaghin.