Decenas de rohinyás han huido de Birmania y Bangladés en los últimos días rumbo a Malasia, ante el inminente inicio de las deportaciones de los refugiados rohinyás que han llegado a Bangladés este año para escapar de la campaña militar lanzada por el Gobierno birmano, según han informado las autoridades y trabajadores humanitarios.

El jefe de la Guardia Costera de Bangladesh en la localidad meridional de Teknaf, Foyezul Islam Mondol, ha indicado que el pasado miércoles un bote pesquero con 33 rohinyás y seis bangladesís a bordo ha intentado salir de la costa sur hacia Malasia. Los seis nacionales han sido detenidos.

En su caso, escapan de las duras condiciones en las que viven en los campamentos de refugiados. Más de 700.000 rohinyás abandonaron sus hogares en el estado de Rajine a causa de la campaña militar que lanzó en agosto de 2017 el Gobierno en respuesta a ataques de insurgentes rohinyás.

Discriminación

Los militares birmanos redujeron a cenizas decenas de pueblos rohinyás y, de acuerdo con organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, al menos cien rohinyás murieron. La ONU alertó entonces de que podría estar en marcha una "limpieza étnica".

A ello se suma que Birmania y Bangladés han acordado iniciar las deportaciones a mediados de noviembre. Naciones Unidas ha pedido a los dos países que suspendan el proceso para garantizar que las devoluciones se producen de forma voluntaria, segura y digna.

Chris Lewa, director del Proyecto Arakan, que posee una red de informantes en las comunidades rohingyas, ha contado que la amenaza de ser reenviados a Birmania ha empujado a muchos a volver a emigrar hacia Malasia. "Los rohingyas están atrapados, no tienen a donde ir. Nadie les quiere", ha lamentado en declaraciones a Reuters.

En el caso de Birmania, las informaciones sobre cuántos botes han partido son confusas. Un cooperante en Sittwe ha asegurado que han salido al menos cuatro desde principio de octubre. El líder rohinyá, Kyaw Hla, ha afirmado que la semana pasada partió otro con 80 personas.

Huída de Bangladés

Algunos rohingyas han optado por volver a Birmania, debido a la falta de expectativas en Bangladesh. Las autoridades birmanas han creado campamentos cercados para acoger a los retornados. "No hay suficiente comida para sobrevivir (...) No hay esperanza para nosotros", ha dicho Kyaw Hla, que vive en el campamento de Thae Chaung, a las afueras de Sittwe.

Sin embargo, el subdirector del Gobierno de Rajine, ha declarado, interrogado por la agencia de noticias Reuters, que no tiene constancia de que hayan salido botes con rohinyás hacia Malasia.

Estas salidas en bote preocupan a las organizaciones humanitarias porque temen que se repita el éxodo por mar que se produjo en 2015 hacia Malasia y Tailandia, que se tradujo en decenas de muertes en el mar y una vez en tierra por acción de las mafias de tráfico de personas. En Tailandia se encontraron fosas comunes con numerosos cadáveres.