EL TRIBUNAL SUPREMO aceptó ayer la apelación de un preso condenado a muerte por inyección letal, en la que alega que ese método es, en su caso, desmesurado y excesivamente cruel. El reo tiene las venas muy dañadas a causa de la drogadicción y suministrarle la inyección obligaría a realizar un corte profundo en su brazo. EFE