La política estadounidense vuelve a estar empantanada en la cruenta guerra política que se vive en el Congreso a raíz de las múltiples investigaciones abiertas por los demócratas contra Donald Trump. El presidente ha optado por torpedear cada una de las pesquisas lanzadas por sus rivales en la Cámara de Representantes, una postura que socava los poderes constitucionales del legislativo para supervisar las acciones del Ejecutivo. Su rechazo total a cooperar con las investigaciones ha reactivado los llamamientos demócratas a iniciar un proceso de impeachment contra Trump. Por el momento, el liderazgo del partido prefiere esperar, pero crece el número de demócratas que apuestan por sentarle en el banquillo. Nancy Pelosi, su líder en la Cámara baja, ha acusado al presidente de «encubrimiento».

La bronca se escenificó ayer en la Casa Blanca, donde estaba previsto que Trump se reuniera con el liderazgo demócrata para hablar de asuntos de interés común como el plan para remozar las infraestructuras del país. El presidente abandonó la reunión tres minutos después de que comenzara y se dirigió al Rose Garden para denunciar a Pelosi por acusarle de encubrimiento. «Yo soy probablemente el presidente más transparente en la historia de este país», dijo ante los periodistas. «Estos cuentos chinos de las investigaciones se tienen que acabar».

Pero no acabó ahí la cosa porque Trump afirmó que no volverá a trabajar con los demócratas hasta que cesen completamente las investigaciones, una promesa que de cumplirse paralizaría la vida legislativa de Estados Unidos. El presidente se siente exonerado de toda sospecha desde que se publicó la versión redactada del informe Mueller. O para ser más exactos, esa es la idea que trata de transmitir machaconamente al país. «Ni colusión, ni obstrucción ni nada de nada», repitió ayer. Pero no dice toda la verdad. El informe de más de 500 páginas preparado por el fiscal especial Robert Mueller le exoneró de haber cooperado con Rusia para interferir en las elecciones el 2016, pero dejó en el aire la posibilidad de que hubiera cometido un delito de obstrucción para torpedear la investigación y pasó la pelota al Congreso para que decidiera al respecto.

INFORME / La Cámara de Representantes ha tratado de obtener la versión íntegra del informe y las pruebas recabadas por el FBI, pero Trump lo ha impedido.

También ha llamado a declarar al que fuera consejero legal de la Casa Blanca y figura clave en la investigación, Don McGhan, pero esta misma semana, siguiendo las órdenes del presidente, McGhan no compareció ante la comisión donde debía testificar. La lista de maniobras para obstruir la labor del legislativo es interminable. De acuerdo con los demócratas, la Casa Blanca se ha negado a cumplir con 79 citaciones para entregar documentos e información a la Cámara baja. «Voy a combatir todas las citaciones», dijo Trump hace unos días.

Los demócratas quieren acceder a la contabilidad de las empresas del presidente, a sus declaraciones de impuestos, a la documentación de varios de sus bancos y prestamistas. Pero no dejan de chocarse contra un muro, por más que la ley esté a menudo de su parte.