"La conducta de Israel en el sur de Gaza parte de la asunción de que cada palestino es un suicida y de que cada casa es la base para un ataque". Kenneth Roth, director de la ONG estadounidense Human Rights Watch (www.hrw.org), fue duro ayer al presentar en Jerusalén el informe Arrasando Rafah. Demoliciones masivas de casas en la franja de Gaza , en el que estudia la política premeditada del Ejército israelí de destrucción de casas en esta localidad del sur de la franja. Según el texto, el Ejército israelí usa como una "excusa" la amenaza de los activistas en Rafah para "expandir ilegalmente una zona de contención en la frontera con Egipto".

Rafah es la zona más castigada de toda Palestina tras cuatro años de Intifada. Según HRW, 16.000 personas se han quedado sin casa debido a que los militares han destruido los inmuebles sin que éstos supusieran en muchos casos "una amenaza militar genuina" contra las tropas israelís. En Rafah se han producido el 10% de las bajas palestinas en toda la Intifada.

En su informe --de 133 páginas, con fotos de satélites que muestran la destrucción en Rafah en los últimos cuatro años, y entrevistas a militares israelís y activistas palestinos, entre otras fuentes-- HRW afirma que, según la ley internacional, Israel, como potencia ocupante, "puede destruir propiedad civil sólo cuando ello sea absolutamente necesario en operaciones militares, pero no para mejorar la seguridad general de los militares ni como una precaución ante hipotéticas amenazas". Desde esta perspectiva, la destrucción de casas en Rafah es "ilegal", acusación sobre la que el Ejército ayer no hizo comentarios.

Túneles de contrabando

La ONG afirma que está fuera de toda duda la existencia de túneles de contrabando de armas en Rafah y el derecho de Israel a defenderse de este tráfico ilegal desde Egipto. Según el Ejército israelí, en los últimos cuatro años sus soldados han destruido más de 90 túneles, lo que probaría que esa zona fronteriza con Egipto es una especie de queso de gruyer dedicada al contrabando. Sin embargo, fuentes militares israelís han admitido a HRW que se trata en realidad de 90 entradas de túneles. El Ejército se negó a especificar a HRW exactamente cuántos túneles ha destruido desde que empezó la Intifada, a pesar de que en sus declaraciones habla siempre de una vasta red de túneles.

Según expertos consultados por HRW, las mejores alternativas para acabar con el contrabando en túneles ya se están poniendo en práctica en las fronteras entre EEUU y México y las dos Coreas: sensores sísmicos o radares.

Como conclusión, HRW estima que la amenaza de los túneles es un "pretexto" que oculta el auténtico objetivo de las operaciones militares israelís en Rafah: expandir el corredor que separa la frontera de Rafah (conocido como corredor Filadelfia) para "mantener un control efectivo y duradero sobre la franja de Gaza".