El valor del peso argentino ante el dólar se desplomaba ayer en la apertura de los mercados tras la dura derrota del actual presidente, Mauricio Macri, en las elecciones presidenciales del domingo y ante los buenos resultados del peronismo. Según datos del estatal Banco Nación, el precio de la divisa estadounidense comenzó el día escalando posiciones y subía un 32% con respecto al cierre del viernes (61 pesos por dólar frente a 46,20 de finales de la pasada semana), por lo que el peso se devaluaba un 24 %.

Tras reconocer la derrota en las primarias, lo que complica su reelección en las generales del 27 de octubre, Macri, que quedó 15 puntos por debajo de su principal adversario, el peronista Alberto Fernández, alertó del efecto que esto tendría en el ámbito financiero al considerar que los inversores apostaban por su victoria, después de que el viernes el índice Merval subiera un 7,94 %.

Según los resultados del primer recuento oficial de votos con el 98,67 % escrutado, el Frente de Todos, liderado por Fernández, que tiene a la expresidenta Cristina Fernández como aspirante a la vicepresidencia, obtuvo un 47,65 % de los apoyos, frente al 32,08 % de los cosechados por Juntos por el Cambio, que encabeza Macri. «Se dan cuenta (los mercados) que han sido estafados (...) El presidente tendría que estar dando tranquilidad y los mercados están intranquilos porque admiten que el Gobierno se metió en un escenario donde ahora no puede dar respuesta», declaró ayer Fernández a la emisora Radio 10.

Macri fue derrotado por 15 puntos de diferencia en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Una diferencia tan inesperada como contundente al punto de modificar el panorama político argentino: es casi imposible que la derecha pueda reducirla cara a las presidenciales del 27 de octubre.

Las PASO funcionan como una suerte de radiografía inapelable del electorado. En este caso, ninguna encuesta auguró semejante aluvión de votos en favor de un peronismo unificado. «Ha parido una nueva Argentina. Estábamos seguros de que el país necesitaba terminar con este tiempo de mentiras», dijo un eufórico Fernández.

Macri parecía intuir el desastre que se avecinaba. «Esta elección define los próximos 30 años», había dicho por la mañana. Al momento de emitir su sufragio no pudo privarse de advertirle a los 34 millones de electores: «Los mercados esperan que los argentinos sigamos en el mismo camino». No fue lo que sucedió y por la noche se mostró claramente apesadumbrado.