Donald Trump vive la paradoja de que la caravana de inmigrantes que inicialmente amenazaba con desacreditar su mano firme con la llegada de foráneos se está convirtiendo en su mejor aliado para reducir la ventaja que aún mantienen los demócratas cara a los comicios legislativos del próximo 6 de noviembre. Así lo atestigua un sondeo de The Washington Post, donde se refleja la dura pugna para alzarse con la victoria en 69 de los 435 distritos en juego en la Cámara de Representantes, circunscripciones donde los demócratas confiaban en una victoria holgada hasta hace no tanto.

En dichos distritos, la diferencia entre unos y otros se ha recortado hasta apenas 3 puntos, del 50% de los demócratas al 47% de los de Trump, que siguen al alza. La clave reside en la capacidad de los conservadores para retener los 23 distritos que precisan sus rivales para tomar el control de la Cámara. Un incierto sorpasso que parece mucho más improbable en la Cámara alta, donde están en juego 35 de los 100 escaños y, donde los republicanos podrían ampliar su mayoría de 51 escaños . Aunque su nombre no esté en las papeletas, estos comicios a medio mandato de Trump serán su auténtica reválida.

La estrategia republicana para salir airosos de los comicios pasa precisamente por agitar el fantasma del miedo para erigirse en la única solución posible contra la avalancha migratoria, el gran pilar de su campaña para remontar el duelo ante los demócratas.

Trump no tiene reparos en apelar a la llegada de la caravana de migrantes y de foráneos de otros lugares del mundo para agitar los instintos más básicos de los votantes ante el horizonte del 6-N. El mandatario se salta la corrección política y las más elementales normas de ética para recordar cada vez que tiene ocasión que el país afronta «una amenaza nacional» por la llegada de «criminales y personas llegadas de Oriente Próximo», azuzando la inquietud colectiva a la sombra del yihadismo. Una hoja de ruta tan flagrante que recibe réplica sin ambages por parte del Partido Demócrata. El mismísimo Barack Obama alza la voz y reclamó una victoria contundente para poner fin a los desmanes y las manipulaciones de los que responsabiliza al actual inquilino de la Casa Blanca, a quien acusó de comportarse como en una dictadura.