Médicos forenses de Alemania, Holanda, Italia, Suecia, Suiza y Australia se unieron ayer a la desesperada carrera contrarreloj para identificar las decenas de miles de cadáveres que yacen amontonados en los países afectados por el tsunami y los que el mar va devolviendo a diario. El trabajo de los expertos extranjeros se desarrolla sobre todo en Tailandia, principal destino de los miles de turistas de varios países que están desaparecidos y donde está confirmada la muerte de al menos 2.230 extranjeros.

Toda ayuda es poca, puesto que los forenses tailandeses se encuentran totalmente superados por el trabajo y necesitados de equipos, como cámaras frigoríficas, que eviten la descomposición de los cuerpos. Empiezan además a aparecer fricciones entre las autoridades tailandesas y los expertos forenses extranjeros, puesto que ante la prisa de las primeras, los segundos tratan de evitar que sean enterrados o incinerados cuerpos sin identificar.

El primer ministro tailandés expresó ayer su temor de que el 80% de las 6.043 personas dadas por desaparecidas en el país, cinco días después del tsunami, no llegue nunca a aparecer con vida. Por otro lado, los países europeos quieren saber cuántos de sus ciudadanos que estaban de vacaciones en las zonas turísticas de Khao Lak y Pukhet se encuentran entre esos desaparecidos.

SUECIA Y ALEMANIA Con hasta 4.000 de sus nacionales desaparecidos, según la prensa, Suecia vive como una catástrofe nacional las noticias que llegan del sureste asiático. El jefe del Gobierno, Goeran Persson, teme que el recuento final de víctimas supere el millar. Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán elevó a 33 el número de sus ciudadanos muertos y a un millar el desaparecidos. Otros 23 países europeos también tienen un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Entretanto, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, confirmó que aún siguen desaparecidos 11 españoles en el área afectada por el seísmo. Otros dos, Ricard R fols e Isabel Paradela, fueron encontrados en Tailandia e Indonesia, respectivamente. Ambos han sufrido heridas leves pero se encuentran bien.