Uno de los políticos conservadores que en voz alta y en términos más duros ha criticado a Boris Johnson presentó ayer su renuncia. Alan Duncan dejó el cargo como secretario de Estado para Asuntos Europeos, en el Foreing Office, en protesta por la más que posible victoria de Johnson. Ni siquiera quiso esperar el resultado de la votación por el líderazgo del Partido Conservador, que se dará a conocer este martes. «El Reino Unido aporta mucho bueno al mundo. Es trágico que cuando podemos ser la fuerza intelectual y política dominante en toda Europa, y más allá, tengamos que pasar cada día trabajando bajo la nube oscura del brexit», señaló en su carta de renuncia.

Duncan trabajó con Johnson en Exteriores cuando este era ministro, una época en la que describió su labor como «el recogedor de basura», refiriéndose a los desastres del que ahora será primer ministro. De Johnson afirma también que «es la última persona en la Tierra que podría hacer progresos en una negociación con la UE».

Duncan no es ni mucho menos el único en un Partido Conservador que detesta a Johnson. El aún responsable de Finanzas, Phillip Hammond, y el de Justicia, David Gauke, también se marcharán antes de que tome posesión el miércoles. Otros más pueden sumarse a lo que empieza a parecer un bloque organizado de figuras tory, dispuesto a impedir que el Reino Unido deje la UE sin acuerdo.

VOTACIÓN DE EMERGENCIA

«Cuando un nuevo primer ministro va a entrar en la residencia oficial, la mayor parte de la atención está puesta en quien va a ser nombrado ministro o ministra», dice el comentarista James Blitz en el Financial Times. «En el caso de Johnson la atención está puesta en quién presenta la renuncia».

Duncan fue aún más lejos e intentó presentar una solicitud pidiendo la celebración de una votación de emergencia en la Cámara de los Comunes hoy, una vez anunciado el nombre del nuevo líder conservador, pero antes de ser investido primer ministro para probar si cuenta con la mayoría que necesita para gobernar. El portavoz de la Cámara, John Bercow, rechazó la propuesta.

Duncan explicó que es la primera vez que un gobierno en minoría cambia de primer ministro a mitad de mandato y hay que asegurarse de que tiene el apoyo necesario para evitar «una crisis constitucional». El gesto habla de la recepción que espera a Johnson entre sus colegas. El exnúmero dos de Exteriores no descartó votar contra él, en caso de una moción de confianza para detener un brexit sin acuerdo.

Los nuevos insurgentes son conservadores proeuropeos con nada que perder. Saben que no habrá cargos, ni promociones para ellos. La fuerza de este sector radica en impedir con sus votos en los Comunes cualquier intento de brexit por las bravas. Johnson apenas contará con una mayoría de tres votos, y eso sumando los 10 diputados del Partido Unionista Democrático, unos socios que han demostrado pedir mucho, dar poco y no ser muy de fiar.

Durante el Gobierno de May los extremistas conservadores hicieron la vida imposible a la premier. La disciplina saltó por los aires, la lealtad desapareció y sabotearon sus planes desequilibrando al Gobierno. Ahora le he llegado el turno a los proeuropeos.