Los desastres electorales han vuelto a cobrarse la cabeza más preciada de los socialdemócratas alemanes. Tras cosechar el peor resultado de la historia del SPD en las elecciones europeas, su presidenta, Andrea Nahles, anunció ayer que dimite de todos sus cargos. La renuncia de la también líder parlamentaria del partido deja un vacío y escenifica una grave crisis interna que puede hacer tambalear las bases del gobierno de Berlín.

Nahles dura tan solo 13 meses al frente de un partido acechado por una profunda depresión. Su anterior cargo, Martin Schulz, duró 11 meses. La primera mujer en tomar las riendas de la formación no aguantó las duras críticas tras el doble batacazo del domingo pasado: el SPD obtuvo solo un 15,8% de los votos en los comicios europeos mientras que en los regionales de Bremen, uno de sus feudos, los conservadores de la CDU les superaron por primera vez en 70 años.

El paso atrás de Nahles deja muchos interrogantes sobre el futuro de la Gran Coalición. A pesar de que la renuncia abre un período que puede volver a cuestionar el gobierno, los democristianos de la canciller Angela Merkel siguen abogando por mantener «por responsabilidad» el ejecutivo que formaron hace un año y nueve meses. Durante la tarde de ayer la dirección de ambos partidos se reunió por separado para analizar la situación. Dentro de las filas socialdemócratas las cosas no están tan claras. Ya el pasado domingo relevantes miembros de la formación pidieron una renovación completa y fijaron en septiembre del 2021 la fecha de caducidad de la alianza de gobierno. En otoño hay elecciones regionales en Brandeburgo, Sajonia y Turingia.