El primer ministro de Mali, Soumeylou Boubèye Maïga, y todo su Gobierno presentaron su dimisión el jueves al presidente del país, Ibrahim Boubacar Keita, quien la ha aceptado.

En un comunicado oficial, el jefe del Gobierno maliense no informa de los motivos de la renuncia.

El presidente de Mali anunció también en una nota oficial que nombrará próximamente a un primer ministro tras consultar con todas las fuerzas políticas de la mayoría y la oposición.

La violencia por diversos conflictos internos en Mali ha causado cerca de 260.000 refugiados y desplazados en el país africano, donde 3,2 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, advirtió a principios de este mes de abril la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

El suceso más grave de los últimos años tuvo lugar el pasado 23 de marzo en la localidad de Ogossagou, en Mopti, donde una milicia formada por cazadores "donzo", de etnia dogon, asesinó a 160 pobladores peuls de una aldea.

La inestabilidad que afecta a Mali comenzó con el golpe de Estado de 2012, cuando grupos tuareg rebeldes, junto a organizaciones yihadistas, se hicieron con el control del norte del país durante diez meses.

Los yihadistas fueron teóricamente expulsados en 2013, gracias a una intervención militar internacional encabezada por Francia, pero extensas áreas del país, sobre todo del norte y del centro, escapan al control estatal, de lo que se aprovechan grupos terroristas locales.

Al menos 87.000 civiles se vieron obligados a abandonar sus casas en el norte y el centro de Mali los primeros tres meses de este año para huir de la violencia que sacude estas regiones del país africano.