El Gobierno populista presidido por Giuseppe Conte se tambalea, vapuleado por el dinero ruso. Todavía puede durar días o semanas, pero las desavenencias entre los dos partidos que le apoyan, el antisistema Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la ultrederechista Liga, quedaron claramente al descubierto ayer durante la comparecencia de Conte en el Senado. El primer ministro acudió a la Cámara para dar explicaciones sobre un supuesto caso de financiación ilegal de la Liga, ya que el líder del partido de la extema derecha, Matteo Salvini, se niega a darlas por condiderar las informaciones aparecidas en la prensa «ciencia ficción». En el supuesto acuerdo una petrolera rusa debía vender crudo a la italiana Eni por 1.500 millones de dólares (unos 1.364 millones de euros), y 65 millones irían como comisión a la Liga, a la que la Justicia ha embargado 49 millones por un caso de corrupción.

A la ausencia de Salvini -a esa hora participaba en una reunión sobre segudida nacional- se añadió la de los senadores del M5E como protesta por la no comparencia del líder ultra. Los parlamentarios del M5S se han levantado de sus escaños y han salido del hemiciclo cuando Conte ha intevenido.

Conte reconoció ayer que Gianluca Savoini, hombre de confianza de Salvini, estuvo en Moscú en las fechas indicadas por la prensa cuando se negoció la partida de peróleo. Pero añadió que no ha «recibido informaciones del ministro competente» (Salvini) y que Savoini «no formaba parte de la delegación del Gobierno».

Durante este casi año y medio de Gobierno de coalición la correlación de fuerzas dentro del Ejecutivo han cambiado. Las encuestas indican que Salvini ha ganado apoyos, un 39%, mientras que el M5S de Luigi Di Maio, ha descendido al 20%. «Una gran tentación para abandonar el Gobierno, ir a nuevas elecciones y ganar por sí solo», han escrito numerosos comentaristas, haciendo hincapié en las fechas del calendario.