La muerte de un joven de 22 años durante un control policial ha desatado la violencia en los suburbios de la ciudad francesa de Nantes, dejando un escenario de coches quemados, cubos de basura incendiados, un centro comercial dañado y numerosos restos de proyectiles. Las autoridades temen nuevos disturbios mientras los habitantes del barrio expresan sus dudas sobre la actuación de los agentes.

Los hechos ocurrieron a última hora de la tarde del martes en el barrio de Breil, al noreste de Nantes, cuando un grupo de policías dio el alto a un vehículo tras haber detectado un «comportamiento extraño» en su conductor, según la versión ofrecida en France Info por Daniel Chomette, secretario general de un sindicato policial. Las fuerzas del orden le pidieron la documentación y como iba sin ella decidieron llevarle a la comisaría más próxima para realizar las verificaciones pertinentes. Sin embargo, el joven rechazó seguirles, dio marcha atrás y golpeó a un agente hiriéndole en la rodilla. Es en ese momento cuando uno de los policías le disparó, alcanzándole mortalmente en la carótida. El chico, fichado por robo en banda organizada y vigilado por supuesto tráfico de drogas, falleció nada más llegar al hospital.

VERSIÓN OFICIAL / El relato policial -contestado por numerosos testigos- dice que el agente actuó en legítima defensa, a pesar de que el fallecido no iba armado. La Inspección General de la Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación y la alcaldesa de la localidad, la socialista Johanna Rolland, ha hecho un llamamiento a la calma tras manifestar su solidaridad con los padres de la víctima. «La policía y la justicia, de manera independiente, tendrán que arrojar luz con total transparencia sobre lo que ha pasado», dijo Rolland.