Seis semanas después de la transferencia formal de soberanía, el caos endémico en Irak se recrudece ante la inminente conferencia nacional que debe iniciar el proceso para las elecciones de enero del 2005. Los combates de estos días confirman que el Gobierno provisional carece de autoridad y depende del Ejército de Estados Unidos.

Este doble fiasco acelera la marcha hacia el abismo de la guerra civil y complica la jamás emprendida reconstrucción. La exasperación de los ocupantes, la furia fratricida entre las comunidades, los antagonismos históricos y el fanatismo de los extremistas islámicos que afluyen incesantemente al país en busca de sangre y de gloria demuestran por enésima vez no sólo los errores y las imprevisiones de los estrategas de Washington, sino el desafío estratégico, ideológico y petrolero que afronta un Occidente dividido sobre las supuestas causas de la nebulosa terrorista y los remedios hasta ahora ilusorios para erradicarla.

*Periodista e historiador.