Negociaciones frenéticas en Washington para tratar de salvar el último ultimátum de Donald Trump. Un guion que empieza a ser recurrente. Como ya ocurrió hace unas semanas con China, esta vez es México el que está en la diana del jefe de la Casa Blanca, que ha amenazado con imponer aranceles a su principal socio comercial si no frena la llegada de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos.

Trump ha fijado el lunes como fecha para que comiencen a aplicarse los gravámenes, que empezarán siendo del 5% para aumentar gradualmente hasta el 25% en octubre. Esta nueva vuelta de tuerca arancelaria ha sublevado al Partido Republicano, que se opone a abrir un nuevo frente en la guerra comercial. Los mercados están nerviosos y los empresarios echan humo, pero Trump no parece dispuesto a dar marcha atrás. La medida ha creado una enorme preocupación también entre las autoridades de numerosos estados por la interdependencia que existe entre México y EEUU, cuyas economías están profundamente entrelazadas desde los años 90, cuando entro en vigor el acuerdo de libre comercio entre ambos países y Canadá (NAFTA). Ese acuerdo ha sido renegociado y tiene que ser todavía ratificado en las tres capitales, un trámite que podría descarrilar si la guerra comercial toma cuerpo. Trump pretende solucionar en una semana un problema con raíces muy dilatadas en el tiempo. Según sus lugartenientes, en las negociaciones con las autoridades mexicanas, Washington les ha exigido que blinden su frontera con Guatemala; que ponga coto a las mafias que controlan el tráfico de indocumentados a EEUU, un negocio en manos del narco; y que se haga cargo de todos los solicitantes de asilo antes de que lleguen a territorio estadounidense. La situación en el río Grande es muy delicada. El mes pasado se arrestó en la frontera 144.000 inmigrantes, la cifra más alta de los últimos siete años.

El miércoles comenzaron las negociaciones y, aunque ambas partes hablan de progreso, por el momento no hay acuerdo. El peso ha empezado a perder valor respecto al dólar y las agencias de calificación de riesgos han empeorado la fiabilidad de la deuda mexicana. Este mismo sábado el presidente Manuel López Obrador, que hasta el momento ha evitado la guerra dialéctica con Trump, viajará hasta Tijuana «para defender la dignidad de los mexicanos».

La inquietud también se ha instalado al norte del río Grande. Michigan, Tejas, California, Illinois y Ohio serán los estados más perjudicados por los nuevos aranceles, dado el peso que las importaciones mexicanas representan en sus economías.