Dos mercenarios detenidos en Zimbabue y en Guinea Ecuatorial implicaron ayer a España y a EEUU en la presunta tentativa golpista para derrocar al presidente guineano, Teodoro Obiang Nguema. Las autoridades de Zimbabue citaron a Simon Mann, un británico exmiembro de un comando de élite arrestado la víspera en Harare, para acusar "a la CIA, al MI6 británico y al servicio secreto español" de la fracasada tentativa, según el ministro de Interior de Zimbabue, Kembo Mohadi.

En Guinea Ecuatorial, las autoridades presentaron en televisión al jefe del comando de mercenarios, un individuo de nacionalidad surafricana llamado Nick du Toit. Ante las cámaras de televisión, el individuo confesó los detalles: "No se trataba de acabar con la vida del jefe del Estado, sino de secuestrarlo, llevarlo a España y forzarle a exiliarse, después de instalar al gobierno en el exilio de Severo Moto Nsa".

Nada más conocerse las acusaciones, la ministra de Asuntos Exteriores española, Ana Palacio, dio instrucciones a la embajada en Zimbabue para presentar una protesta formal. La Oficina de Información Diplomática (OID) tachó de "absolutamente falsas" las acusaciones.

ENCUENTRO CON EMBAJADORES Nick du Toit fue también presentado al cuerpo diplomático acreditado en Malabo por el ministro de Exteriores, Pastor Micha, en una reunión a la que asistió el embajador español, Carlos Robles, quien informó inmediatamente después a la ministra española Ana Palacio.

Todo ello sirvió a Obiang para culpar a Moto, refugiado en Madrid, de haber preparado y subvencionado la tentativa golpista, y para pedir su extradición. Las relaciones entre España y su excolonia pueden atravesar ahora un nuevo periodo de turbulencias, ya que Obiang exige a Madrid que elija "entre Severo Moto o Guinea Ecuatorial", lo que es interpretado como una amenaza indirecta de "ruptura de relaciones diplomáticas".

La extradición es muy difícil no sólo porque previamente el Gobierno de Malabo debe presentar pruebas contundentes sobre la implicación en el "golpe" del líder opositor exiliado, sino porque Moto tiene nacionalidad española y esto complicaría muchísimo la extradición. Moto negó ayer a este diario su participación en el golpe: "No conozco al coronel Nick ni a ningún surafricano, kazajo o armenio de cuantos están detenidos en Malabo; es una patraña, una más de Obiang".

AJUSTE DE CUENTAS Otros exiliados ecuatoguineanos en España, como el escritor Donato Ndongo o el exmilitar Augusto Armengol, negaron también cualquier relación con este golpe fantasma e interpretaron la acusación de Obiang como un intento de ajustarle las cuentas a la oposición interna no sometida al régimen, en vísperas de elecciones.

Las exigencias de Obiang a Madrid preocupan a las petroleras españolas, especialmente a Repsol, que aspiraba a extraer crudo en los yacimientos marítimos explotados por EEUU y Francia. Mientras tanto, la salud del dictador se deteriora y la sucesión se presenta abierta.