"Aterrorizar al enemigo", con esta máxima el clérigo radical Moktada al Sadr hizo estallar una revuelta en todas las ciudades shiís de Irak el pasado 28 de marzo. El motivo del alzamiento fue el cierre de su periódico por militares estadounidenses, alegando que éste incitaba a la violencia. La insurrección, que costó la vida a decenas de personas y mantuvo en jaque a las fuerzas de ocupación, finalizó con un alto al fuego casi dos meses después.

Sadr proponía una tregua a Estados Unidos y se comprometía a retirar a sus milicianos del Ejército del Mehdi de los todos los edificios oficiales de las ciudades santas de Nayaf y Kerbala, para permitir el regreso de la policía iraquí. Las tropas estadounidenses suspendieron las operaciones militares que tenían como objetivo al clérigo, pero se reservaron "el derecho de abrir fuego si eran atacados".