El proyecto de construcción de dos polémicos oleoductos enEstados Unidos, el Keystone XL y el Dakota Access, paralizados hasta ahora y reactivados ayer por el presidente Donald Trump, ha desatado una oleada de protestas en la reserva sioux de Standing Rock, en Dakota del Norte y del Sur, protagonizadas por grupos de ecologistas y de izquierdas.

Keystone XL y Dakota Access, dos obras incluidas en el paquete de medidas iniciales Trump, supusieron una ardua batalla política para Barack Obama hasta el punto que marcaron buena parte de su presidencia y terminaron por paralizarse. Ambos proyectos, impulsados por una empresa canadiense llamada Transcanada, necesitaban conseguir los permisos necesarios para construir los cerca de 1.800 kilómetros de oleoducto que transportará el petróleo de Alberta a las refinerías estadounidenses.

PROTESTAS Y VIOLENCIA

El Keystone XL consiste en construir un conducto para traer petróleo del vecino país e impulsar así la autonomía energética estadounidense. El proyecto lo presentó el empresa Transcanad en el 2008 y fue aprobado por el Congreso en el 2014, gracias a la mayoría que disfrutaba los republicanos entonces. El Dakota Access, en cambio, se trata de un oleoducto casi terminado situado bajo un lago cercano a una reserva india en el Norte de Dakota y que se acabó paralizando ante las protestas de los Sioux.

La construcción de sendos oleoductos se ha convertido en uno de los signos de la lucha ecologista y de los derechos de los nativos en Estados Unidos durante los últimos tres años. En el 2015 se paralizaron bajo el argumento de que su construcción "socavaría la capacidad de Estados Unidos para actuar como un líder mundial en la política de cambio climático".

La decisión de Trump ha obligado a las autoridades de Dakota del Norte y del Sur a reforzar todavía más las medidas de seguridad entorno a las dos infastructuras, protegidas ya desde el pasado mes de noviembre por unidades policiales antidisturbios.