El viaje de Zapatero a Nueva York se sitúa en las antípodas del que hiciera, hace ahora un año a la misma ciudad, el entonces jefe del Ejecutivo español, José María Aznar.

Así, mientras Zapatero guarda hoy una prudente neutralidad con respecto a las elecciones norteamericanas, sin pronunciarse en favor de ninguno de los dos candidatos, Aznar no se autocensuró y demostró su apoyo al presidente George Bush. Afirmó, incluso, que deseaba su reelección "por el bien de la paz en el mundo".

En una conferencia pronunciada en un hotel neoyorquino, Aznar instó a la comunidad internacional a luchar contra el terrorismo sin reparar en sus causas u orígenes, lo que suscitó una viva polémica. Desde la zona cero, Zapatero recetó atajar el fanatismo desde la raíz a través de la ley y "la democracia".