Movilizados por la sangrienta guerra de Irak, el temor al terrorismo y la deficiente marcha de la economía, los votantes estadounidenses parecen dispuestos a abandonar su apatía habitual y acudir en masa a las urnas el próximo 2 de noviembre. A tres semanas de los comicios, ha aumentado enormemente la inscripción de votantes en todo el país, ante las dos visiones opuestas que ofrecen el presidente, George Bush, y su rival demócrata, el senador John Kerry.

Mientras Kerry y Bush luchan por escaparse en los sondeos previos a las elecciones, las más reñidas que se recuerdan, un creciente número de expertos advierte de que el resultado final puede decidirse en favor del partido que logre organizarse mejor y movilizar a un mayor volumen de partidarios para que voten.

La última encuesta, hecha pública ayer por la cadena televisiva ABC, dio al presidente la ventaja, con el 50% de los apoyos de quienes probablemente acudan a votar, frente al 46% de Kerry.