La justicia estadounidense sigue dando pasos para establecer responsabilidades en la llamada trama rusa para interferir en las pasadas elecciones presidenciales. El Departamento de Justicia acusó ayer a una docena de agentes de la inteligencia militar rusa de conspiración por el hackeo de los sistemas informáticos del Partido Demócrata y su candidata Hillary Clinton.

Todos los imputados forman parte del Departamento Central de Inteligencia, dependiente de las Fuerzas Armadas y también conocido por sus siglas GRU. Los cargos se anunciaron en vísperas de que el presidente Donald Trump se reúna en Helsinki con Vladímir Putin, en el primer encuentro entre ambos líderes.