Estados Unidos sigue estrechando el cerco sobre Venezuela y, por extensión, sobre las empresas extranjeras que operan en el país caribeño. La Casa Blanca amenazó este martes con imponer sanciones devastadoras a la petrolera española Repsol, así como a la italiana Eni y la india Reliance, si continúan bombeando crudo venezolano para venderlo después en los mercados internacionales.

No ha habido excepciones para Chevron ni para ninguna empresa del mundo, dijo el director para las Américas del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, Mauricio Claver-Carone, en una entrevista a la televisión colombiana NTN24. La segunda mayor petrolera estadounidense es una de las compañías que han tenido que abandonar el país para cumplir con las medidas punitivas de Washington.

En su campaña para asfixiar al régimen de Nicolás Maduro, el Departamento del Tesoro autorizó el verano pasado la imposición de sanciones contra las compañías energéticas internacionales que trabajan con Petróleos de Venezuela (PDVSA). Y no era un farol. En febrero castigó a Rosneft Trading, una subsidiaria con sede en Ginebra de la petrolera rusa Rosneft, por ayudar a PDVSA a circunvalar las sanciones. Un golpe que se extendió en marzo a TNK, otra de las subsidiarias de la energética controlada por el Kremlin, aunque cuenta en su capital con poderosos accionistas minoritarios como la británica BP o el fondo soberano de Qatar.

Sin excepciones

Claver-Carone subrayó en la entrevista que Washington no ha hecho excepciones con ninguna petrolera, ni siquiera con las de capital estadounidense, e instó a Repsol, Eni y Reliance a abandonar Venezuela si no quieren correr la misma suerte que Rosneft. Les hemos mostrado a estas tres empresas lo que ha pasado con Rosneft Trading. Obviamente las sanciones para estas tres empresas serían devastadoras y no es lo que queremos que ocurra, añadió el alto cargo de la Administración Trump.

En una decisión sorprendente, Rosneft anunció el pasado fin de semana la venta de todos su activos y explotaciones en Venezuela a otra compañía de propiedad exclusiva del Gobierno ruso, Roszarubzhneft. Una maniobra que obligaría a Washington a sancionar directamente al Kremlin si quiere mantener la presión para que Moscú se desvincule completamente del petróleo venezolano.

Rusia es junto a China el principal socio internacional de Maduro. El cambio de propiedad ha tenido algunos efectos inmediatos. Reuters informa que los petroleros de Rosneft que esperaban en los puertos venezolanos para cargar el crudo se han visto obligados a abandonar la región vacíos.