Los actos del centenario del armisticio de la primera guerra mundial están poniendo a prueba la destreza de Emmanuel Macron como equilibrista. El presidente francés ha pisado terreno minado con un periplo de una semana por los escenarios franceses de la contienda, donde se ha encontrado con el cabreo de los franceses por la decisión gubernamental de subir el precio del combustible, y se ha metido en un charco al legitimar un homenaje al mariscal Pétain alegando que fue un gran soldado en la guerra del 14.

Ayer, además, tuvo que apagar el incendio que el impulso tuitero de Donald Trump desató nada más pisar París para asistir este domingo a la ceremonia conmemorativa del fin de la gran guerra que reúne en el Arco del Triunfo a más de 70 líderes mundiales.

«El presidente francés Macron acaba de sugerir que Europa se dote de sus propias fuerzas armadas para protegerse de Estados Unidos, China y Rusia. Muy insultante, pero puede que Europa tenga antes que pagar la parte que le toca a la OTAN, a la que Estados Unidos subvenciona ampliamente», tuiteó Trump.

En efecto, Macron hizo esa propuesta esta misma semana, incluyendo incluso a los Estados Unidos después de su retirada del Tratado de desarme nuclear. Pero el tema es una serpiente de mar recurrente sin visos de realidad porque toca la fibra sensible de la soberanía de los estados miembros.

Ante la virulenta reacción de Trump, Macron no ha esquivado el debate pero ha optado por la moderación y se ha esforzado en rebajar la tensión poniendo el acento en un tema del gusto de Trump: la financiación de la defensa occidental. «Tenemos que llevar juntos ese peso. Necesitamos invertir más, eso es lo que pido», explicó en las escalinatas del Elíseo antes de recibir a Trump, con quien estuvo reunido cerca de tres horas.

Trump dijo apreciar las palabras de su anfitrión y enfrió la polémica cuando se le preguntó expresamente por su tuit, respondiendo que para Estados Unidos lo más importante era la equidad. Desde su llegada a la Casa Blanca, una de sus quejas recurrentes es la escasa aportación de los países aliados al presupuesto de la OTAN.

Aunque Macron nunca ha ocultado los aspectos que le separan diametralmente de Trump -su visión del multilateralismo, del comercio mundial o la lucha contra el cambio climático- su estrategia es mantener la relación con Estados Unidos en los terrenos donde la colaboración es posible, como en la lucha contra el Estado Islámico en Siria.