"La apertura es mejor política que el aislamiento, que lleva 50 años fracasando". Con esta filosofía, resumida en una frase pronunciada esta mañana por un alto cargo de la Administración de Barack Obama, Estados Unidos y Cuba empiezan una nueva era de relaciones bilaterales casi 52 años después de romper la diplomacia directa. “No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar un resultado diferente”, insisten fuentes de la Casa Blanca.

Washington cerró su embajada en La Habana en enero de 1961, dos años después del triunfo de la revolución cubana y de la llegada al poder de Fidel Castro, hoy sucedido en la presidencia de la isla por su hermano Raúl. Ahora, EEUU se prepara para abrir de nuevo una legación “en los próximos meses” y Obama ha ordenado al secretario de Estado, John Kerry, que inicie "de manera inmediata” conversaciones con Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países.

Kerry también tiene instrucciones de empezar de inmediato el proceso para sacar a Cuba de la lista de países designados como patrocinadores del terrorismo, en la que le puso en 1982. Kerry tiene seis meses para preparar un informe sobre “la implicación de Cuba en actividades de apoyo al terrorismo internacional”.

El deshielo ha tenido el primer gesto en un intercambio de prisioneros: un espía estadounidense que lleva casi dos décadas encarcelado en la isla (y que no será identificado públicamente) y tres cubanos arrestados en Miami en el 2001 y encarcelados desde entonces acusados por EEUU de espionaje. Además, La Habana ha liberado “por motivos humanitarios” a Alan Gross, un contratista estadounidense que llevaba cinco años encarcelado en la isla y cuya salud había empeorado.

PERMISOS Y EXPORTACIONES

Lo que la nueva era representa, no obstante, va mucho más allá. Aunque tanto Obama como Castro tienen previsto hablar este mediodía (las seis de la tarde en España) para anunciar los cambios previstos, la Administración de Washington ya ha explicado algunos de los pasos que se preparan. Se ampliarán, por ejemplo, permisos generales de viaje a Cuba que Estados Unidos ya aprobó por ley hace dos años y se elevará el límite de dinero que se puede enviar a Cuba desde los actuales 500 dólares trimestrales hasta los 2.000.

Asimismo, se levantaran otras restricciones económicas y comerciales, permitiendo exportaciones a Cuba tanto de material de construcción como de equipo agrícola y para los emprendedores. El envío de donativos para proyectos humanitarios, “apoyo al pueblo cubano” y respaldo al desarrollo de empresas privadas en Cuba ya no requerirá una licencia específica.

TARJETAS DE CRÉDITO

En esta nueva etapa se permitirán también nuevas transacciones económicas y bancarias, permitiendo, por ejemplo, que se puedan usar en Cuba tarjetas de crédito y débito estadounidenses y autorizando a las entidades estadounidenses abrir cuentas en instituciones bancarias cubanas. Incluso se permitirá a individuos importar a EEUU bienes cubanos por valor de 400 dólares, de los que hasta 100 podrán ser en alcohol y tabaco.

Otro de los cambios llegarán en lo relacionado con internet. Se permitirá la exportación de algunos artículos tecnológicos y se dará luz verde también a que proveedores de telecomunicaciones puedan trabajar en Cuba. “La utilidad de estos cambios políticos se hará evidente”, ha dicho un alto cargo de la Administración, que ha reconocido que toparán con resistencia de algunos sectores de la población cubano-estadounidense y de algunos congresistas, pero también ha asegurado que el presidente tiene autoridad para hacer los cambios y ha insistido en la visión de Obama de que “la política de diálogo es más efectiva” que la de aislamiento.

Obama va a llamar también al Cogreso a levantar el embargo que durante décadas ha asfixiado a la isla. “El resto del mundo ha dejado atrás este tipo de políticas”, ha dicho una fuente de la Administración.