Una "organización terrorista extranjera". Eso es lo que será el movimiento hutí de Yemen para Estados Unidos a partir del próximo 19 de enero, según ha anunciado el secretario de Estado saliente, Mike Pompeo. Con esta nueva consideración, la Administración Trump asienta su mano dura con Irán, aliado de los rebeldes yemenís, y dificulta el futuro restablecimiento de relaciones diplomáticas con la teocracia que ha defendido Joe Biden. Oenegés y diplomáticos se han sumado a las denuncias de la Unión Europea y la ONU sobre el impacto que tendrá este gesto sobre el país. Una población al límite de la catástrofe humanitaria será quien más sufra las decisiones geopolíticas tomadas en los despachos.

"Las designaciones están destinadas a responsabilizar a Ansar Allah por sus actos terroristas, incluidos los ataques transfronterizos que amenazan a la población civil, la infraestructura y el transporte marítimo", ha dicho Pompeo en un comunicado, usando el nombre oficial del movimiento hutí. Al designarlo como grupo terrorista, Estados Unidos dificultará la posibilidad real de conseguir la paz en Yemen ya que al impedir el diálogo con los hutís, parte esencial del conflicto, se estancarán las conversaciones entre los distintos actores involucrados en el conflicto que lleva un lustro asolando al país.

En la línea de las sanciones impuestas a Irán en las últimas semanas, expertos y analistas han concluido que esta consideración busca dificultar la reanudación del diálogo con el régimen de los ayatolás y la puesta en marcha de nuevo del acuerdo nuclear internacional. La nueva clasificación de los hutís se implantará un día antes de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, forzando a la nueva Administración a retractarse, intención que, por ahora, no ha demostrado. Los demócratas han intentado evitar hasta el último momento la decisión anunciada por Pompeo.

Ante este último gesto de Trump, también hay el temor de que se dé una escalada de violencia y el movimiento hutí se acerque aún más a Irán. "La política de la administración Trump y su comportamiento es terrorista", ha tuiteado el funcionario hutí Mohammed Ali al-Houthi, "nos reservamos el derecho de responder a cualquier designación emitida por la administración Trump o cualquier otra". Yemen sufre una guerra desde hace cinco años donde intervienen las diferentes potencias regionales y los hutís -supuestamente apoyados por Irán- se enfrentan a la coalición liderada por Arabia Saudí.

"Ayuda vital"

"Hacemos un llamamiento a Biden para que al asumir el cargo, actúe para garantizar que los civiles yemenís aún puedan recibir ayuda vital", ha exigido el Consejo Noruego para Refugiados, junto a otras oenegés. El movimiento hutí es la autoridad de facto en el norte de Yemen, donde se concentra la mayoría de la población. Por ello, las agencias de ayuda humanitaria tienen que trabajar con él para brindar asistencia a una población sufriendo la catástrofe humanitaria más grave en décadas. Los puertos de entrada de alimentos, combustibles y medicamentos están bajo control de los hutís.

Pompeo ha asegurado que esta nueva designación no afectará a la entrada de ayuda humanitaria, pero organizaciones internacionales como la ONU han alertado de las crecientes dificultades que supondrá para desarrollar su trabajo. Se espera que la consideración como grupo terrorista aleje a los actores externos de muchas transacciones con las autoridades hutís. A su vez, pondría más trabas al acceso de los yemenís a los sistemas financieros y a las remesas del exterior, complicando las importaciones y aumentando los precios de los bienes.

Armas estadounidenses

El conflicto en Yemen ha provocado que más del 80% de la población dependa de la asistencia humanitaria, mientras millones de ciudadanos están al borde de la inanición. "Yemen está ahora ahora en peligro inminente de la peor hambruna que el mundo ha visto en décadas", declaró el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, el pasado 20 de noviembre.

Desde Estados Unidos, la Administración Trump culpa a los hutís de la terrible situación humanitaria en el país por el uso de niños soldados y los obstáculos a la entrada de ayuda. Pero el presidente saliente ha respaldado firmemente a Arabia Saudí y sus aliados en el conflicto, proporcionando miles de millones de dólares en armas pese a las objeciones del Congreso. Los bombardeos indiscriminados contra la población civil y otros crímenes de guerra financiados con dólares estadounidenses son el legado que deja Trump en Yemen.