Cuando Donald Trump anunció la retirada de los 2.000 soldados estadounidenses desplegados en Siria, marcó un plazo de 30 días. Se lo dijo directamente al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que se alarmó ante la proximidad del repliegue.

Pero ahora, 20 días después de esas palabras de Trump, que causaron pánico entre los kurdos de Siria, el plan ha cambiado. EEUU se marchará de Siria, eso sigue en pie. Lo que se desconoce es cuándo. «Tenemos unos objetivos que queremos cumplir y que condicionan este retiro -explicó el domingo el asesor en Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, en visita a Israel-. La fecha de la retirada depende de la puesta en marcha de esas condiciones. Una vez concretadas, podremos hablar de un calendario». Las condiciones son, básicamente, garantizar que Turquía no ataque a las milicias kurdo-sirias, las YPG, las aliadas, hasta la fecha, de EEUU en Siria. Ankara es la enemiga número uno de las YPG, vinculadas con la guerrilla del PKK, un grupo kurdo-turco considerado terrorista tanto por Turquía como por EEUU y la Unión Europea.

RITMO «ADAPTADO»

«No queremos que los turcos lleven a cabo una acción militar que no esté completamente coordinada con Estados Unidos para que no pongan en peligro a nuestras tropas, pero tampoco, como requiere el presidente [Trump], a las fuerzas que han luchado con nosotros contra el Estado Islámico», señaló. El asesor de Trump tenía previsto viajar a Turquía anoche para discutir estos términos con el Gobierno de Erdogan. Trump especificó ayer que la retirada se hará un ritmo «adaptado». Las palabras de Bolton no gustaron nada a Ankara. El portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin, dijo que eran irracionales. «El problema aquí es que las YPG están esforzándose en establecer un orden oprimiendo a los kurdos que no apoyan sus acciones terroristas en nuestro país. No hay duda de que un grupo terrorista no puede ser aliado de EEUU», afirmó Kalin. Turquía considera a las YPG como parte de la guerrilla del PKK y, en consecuencia, para disgusto de Estados Unidos y de la UE, lanzó, en el pasado, dos campañas militares contra las milicias kurdosirias. Gracias a ellas, Turquía controla militarmente -junto con el Ejército Libre Sirio (ELS)- dos zonas del noroeste de Siria.

Y las preparaciones para una tercera operación ya estaban en marcha: en las últimas semanas, Turquía había estado enviando y concentrando soldados turcos y rebeldes sirios en la frontera; colocando tanques en posición de ataque e intensificando los bombardeos al otro lado del muro.

Trasel anuncio de Trump, Erdogan paró una invasión militar que parecía, como él mismo había afirmado, inminente. La paró, pero la intención sigue allí: Turquía sigue queriendo atacar.