Cero de cincuenta. Esa fue la nula efectividad de los ataques áereos que EEUU lanzó contra Irak entre el 19 de marzo y el 19 de abril del 2003, cuyos objetivos eran altos mandos del régimen de Sadam Husein. Ninguno de esos objetivos "de gran valor" cayó en los ataques, que sí dejaron docenas de víctimas civiles. La Administración de George Bush aún no ha reconocido ni la amplitud de aquella campaña, ni su fracaso, ni sus efectos en la sociedad civil.

Diversas fuentes atribuyeron el fracaso ayer, en The New York Times , a fallos en los servicios de espionaje. "Todo el trabajo era adivinar dónde estaban (los líderes iraquís)", reconocía un alto mando del Ejército. Trece objetivos "de gran valor" sobrevivieron a los ataques y algunos, como el general Izat Ibrahim, tienen ahora un papel clave en la resistencia.

Los errores de EEUU contribuyen a empeorar más la imagen de la Casa Blanca, cuya política critican incluso algunos republicanos. Un grupo de dos docenas de diplomáticos conservadores y demócratas han preparado un documento en el que denuncian esa política y sus efectos. "Nunca hemos estado tan aislados en el mundo ni hemos sido tan temidos", avanzaba ayer uno de los firmantes del texto, que menciona Irak, Israel y la proliferación de armas de destrucción masiva y cita el creciente antiamericanismo entre la juventud musulmana.