Ahmed Chalabi, líder del Congreso Nacional Iraquí (CNI), condenado por fraude bancario en Jordania y hasta hace poco favorito del Pentágono en Irak, ha perdido a su mentor. Tropas norteamericanas, acompañadas de la policía iraquí, registraron ayer su casa y las oficinas de su partido, simbolizando su caída en desgracia a ojos de EEUU. Las diferencias entre Chalabi y las autoridades ocupantes se habían hecho cada vez más patentes en los últimos meses, y Washington parece haber optado por desprenderse de un incómodo aliado con escasa popularidad entre los iraquís.

CRISPADA RUEDA DE PRENSA Visiblemente crispado, Chalabi convocó a la prensa para relatar lo sucedido, horas después de que los soldados norteamericanos le despertaran en plena noche e irrumpieran en su casa. "Les dije que se fueran, pero me respondieron que eran esclavos cumpliendo órdenes". No hubo detenciones pero fue incautada documentación y ordenadores. Hace tres días, el Pentágono anunció la supresión de la ayuda de 340.000 dólares mensuales a su partido (282.540 euros, 46,9 millones de pesetas).

Chalabi pasó cuatro décadas en el exilio, antes de regresar a su país, cuando aún no había finalizado la contienda, con la ayuda de las tropas de EEUU. A pesar de ser uno de los opositores más conocidos en el exterior y de gozar de los favores del Pentágono, entre los iraquís de a pie Chalabi era un desconocido.

Las razones de su caída en desgracia, según Chalabi, radican en sus críticas a los planes de EEUU para transferir la soberanía a un Ejecutivo provisional. Chalabi exigía que el Gobierno asumiera el control sobre las fuerzas de seguridad y sobre el petróleo. Además, el CNI, era uno de los principales informadores del Pentágono sobre Irak, informaciones que empujaron a la guerra y que luego no se ajustaron a la realidad.

BOMBARDEO POLEMICO La caída en desgracia de Chalabi restó atención a la polémica sobre el bombardeo del día anterior cerca de la frontera con Siria, que causó una cuarentena de muertos. El comandante de la Primera Fuerza Expedicionaria de Marines, James Mattis, se negó a excusarse y respondió: "¿Cuánta gente acude a un lugar en el desierto cerca de Siria para celebrar una boda?".