Las últimas cifras oficiales del Centro de Control y Prevención de enfermedades de Atlanta (CDC) hablan de 1.215 casos de coronavirus y 36 muertes en Estados Unidos. Las de la Universidad Johns Hopkins elevan algo el número de contagios. En cualquier caso, los recuentos se quedan muy por debajo de la realidad. Porque de momento el país ha suspendido la prueba de las pruebas para detectar la enfermedad, un fracaso en el que se han encadenado retrasos y fallos y complicaciones añadidas por regulaciones y burocracia.

La frustrante y complicada situación ha quedado evidenciada por denuncias de ciudadanos y profesionales médicos contando sus historias de horror para tratar, normalmente sin éxito, de conseguir que se les realizaran las pruebas. Y la reconocía este jueves ante el Congreso el doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. "Es un fallo, admitámoslo (...) No estamos organizados para la idea de que cualquiera pueda conseguirlo fácil como en otros países. Deberíamos, pero no lo estamos".

El cúmulo de problemas empezó pronto. Aunque China decuenció el genoma del virus el 10 de enero y una semana después laboratorios alemanes habían preparado el kit de pruebas que distribuyó la Organización Mundial de la Salud, EEUU fue uno de los países que decidió desarrollar su propio test. El CDC lo presentó el 24 de enero y el 4 de febrero recibió la aprobación de la FDA, la agencia del medicamento. Se empezaron a distribuir a los laboratorios públicos de los estados pero más de la mitad reportaron problemas de resultados no concluyentes. Mientras se solucionaban los problemas, atribuidos a uno de los tres componentes químicos de la prueba, se acumulaban los retrasos en un sistema centralizado.

CRITERIOS ESTRICTOS

Contribuyeron también a estos los estrictos criterios sobre quién podía recibir el test, que no se empezaron a relajar hasta el 27 de febrero, y solo dos días después se empezó a permitir a instituciones médicas académicas desarrollar sus propias pruebas, algo por lo que llevaban clamando tiempo. No fue hasta finales de la semana pasada cuando entraron en juego el sector privado y académico.

Los errores y la burocracia han hecho perder tiempo. Y las autoridades estatales han tomado las riendas. En Nueva York, con Washington y California por ahora epicentro de los brotes, el gobernador Andrew Cuomo recordaba este miércoles que "China hizo como 200.000 pruebas al día, Corea del Sur unas 15.000 y EEUU ha hecho un total de 5.000". "Quiten las cadenas y dejen hacer al estado lo que el estado puede hacer", reclamó al gobierno federal Cuomo, que ha anunciado un contrato con 28 laboratorios privados para incrementar el número de pruebas.