EEUU y los talibanes alcanzaron este viernes un acuerdo para reducir la violencia en Afganistán durante siete días, con el objetivo de facilitar un diálogo entre la formación insurgente y el Gobierno de Kabul, en lo que supone un nuevo paso para acabar con el conflicto.

Un funcionario estadounidense explicó a la prensa en el Departamento de Estado que el acuerdo entrará en vigor "muy pronto" y rechazó definir un plazo específico.

Si los talibanes cumplen su promesa de reducir la violencia, EEUU podría firmar con los insurgentes a finales de febrero un acuerdo final que incluya una salida escalonada de tropas estadounidenses de Afganistán, donde permanecen entre 12.000 y 13.000 efectivos.

Después de esa firma, comenzarían el 10 de marzo en Oslo las negociaciones entre los talibanes y el Ejecutivo de Kabul, indicó a EFE una fuente diplomática afgana en Washington.

La apertura de ese diálogo interafgano es importante porque, hasta ahora, la organización se había negado a negociar directamente con el Gobierno de Afganistán, al que considera un títere de EEUU.

Desde el principio, la intención de los talibanes ha sido primero negociar un acuerdo con Washington que contemple la retirada de las tropas, y después empezar las conversaciones con Kabul.

No es un alto al fuego

Según el citado funcionario estadounidense, el acuerdo alcanzado no es un alto el fuego. Se trata de un pacto "muy específico" mediante el cual los insurgentes se han comprometido a detener los ataques suicidas, el lanzamiento de cohetes y las ofensivas contra convoyes militares en carreteras.

En todo momento, la Administración estadounidense ha hablado de una "reducción" y no de una "eliminación" de las hostilidades.

Una vez que comience esa semana de descenso de la violencia en todo el país, EE.UU. se encargará de supervisar si los talibanes cumplen con lo acordado.

Si así lo hacen, la reducción de la violencia sería el primer avance tangible en casi una década de intentos para poner fin a la guerra que comenzó en 2001 cuando una coalición liderada por EE.UU. derrocó al régimen talibán en represalia por haber albergado a los autores de los atentados del 11 de septiembre.

Desde entonces, los insurgentes han logrado recuperar el control de amplios territorios y han causado decenas de miles de muertos en atentados y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Un acuerdo esperado

El acuerdo anunciado este viernes por EEUU no ha pillado por sorpresa. Ya este martes los talibanes habían propuesto una reducción de la violencia en el país de cara a alcanzar un acuerdo con Washington; y el jueves en Bruselas el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, anunció que estaba negociando con los insurgentes para que interrumpieran los atentados durante una semana.

Los talibanes no han hecho aún ninguna declaración pública sobre el acuerdo, que supuestamente alcanzaron en la mesa de negociación de Doha con representantes de EEUU.

La capital catarí, donde los talibanes tienen una oficina política, ha sido desde 2018 el escenario de las negociaciones entre el grupo y la delegación estadounidense, encabezada por Zalmay Khalilzad.

A pesar de que el acuerdo se alcanzó en Doha, el anuncio llegó después de un encuentro en la Conferencia de Seguridad de Múnich entre el presidente afgano, Ashraf Ghani, y los secretarios de Estado y de Defensa de EE.UU., Mike Pompeo y Mark Esper, respectivamente.

Ghani, que opta a la reelección en julio, ha tendido en varias ocasiones la mano a los insurgentes y les ha invitado a participar en la vida política de Afganistán, pero sin violencia.

Una petición clave de los negociadores de EEUU

La reducción de la violencia era una de las principales demandas de los negociadores estadounidenses en Catar.

En septiembre las dos partes estuvieron muy cerca de un acuerdo, pero la violencia truncó esa posibilidad. En concreto, un atentado de los talibanes en Kabul en el que murió un estadounidense provocó el enfado del presidente de EE.UU., Donald Trump, que canceló una reunión en Camp David con Ghani y los líderes talibanes.

El borrador de ese acuerdo que los insurgentes y Washington finalizaron el pasado septiembre contemplaba la retirada de más de 5.000 soldados estadounidenses en los primeros 135 días tras su firma.

Rédito electoral para Trump

En última instancia, un acuerdo de paz con los talibanes podría beneficiar políticamente a Trump, que opta a la reelección en las elecciones de noviembre y que ha prometido sacar a EE.UU. de "guerras interminables" en Oriente Medio.

La guerra de Afganistán es el conflicto más largo en que ha estado inmerso EE.UU., donde lleva presente desde hace casi dos décadas y donde más de 2.300 estadounidenses han perdido la vida.