Mientras el Congreso de Estados Unidos promete identificar a los responsables de las torturas en la cárcel iraquí de Abú Graib, siguen lloviendo revelaciones de este escándalo que no cesa para el presidente del país, George Bush. Ayer se supo que un centenar de presos iraquís "de gran valor", sobre los que ni siquiera tiene autoridad el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, el general Ricardo Sánchez, llevan casi un año encarcelados en durísimas condiciones que violan la Convención de Ginebra.

Estos reclusos están en Camp Cropper, junto al aeropuerto de Bagdad, confinados en solitario y en pequeñas celdas de cemento sin luz natural, durante 23 horas al día, informó ayer The New York Times , que cita fuentes de la Cruz Roja. Entre los reos está Tarek Aziz, viceprimer ministro y asesor de Sadam Husein. El dictador está en poder del FBI y no con esos reos, de los que EEUU espera obtener datos sobre el paradero de las armas de destrucción masiva y de la resistencia leal a Sadam.

AVISO EN OCTUBRE La Cruz Roja escribió el pasado octubre a las autoridades de EEUU para que pusieran fin al aislamiento de estos presos, por ser éste "más severo" de lo permitido por las normas internacionales que, según afirmó Bush, se aplican en Irak. No obstante, la situación de los prisioneros sigue igual.

La cadena de mando con autoridad sobre estos presos se sale de lo normal, porque pertenecen a las principales agencias de espionaje, la CIA y la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), representada por el general Keith Dayton, según explicó el diario neoyorquino.

La CIA y la DIA se suman al espionaje y la policía militares de EEUU en el control de las prisiones iraquís, aunque su papel no está claro, añade The New York Times , pues también participan en los grupos especiales que buscan armas de destrucción masiva y que cazaron a Sadam.

MUERTE INVESTIGADA La CIA, en particular, ha participado en interrogatorios, incluido uno de noviembre en el que hubo un homicidio que ahora se investiga. La central también ha cooperado con policías militares para ocultar presos de las inspecciones de la Cruz Roja en Abú Graib, dice el Times citando fuentes del espionaje. "La cuestión es si tenemos una cárcel fuera de control o un sistema fuera de control", declaró el domingo el senador republicano Lindsay Graham.