En plena oleada de escándalos sobre actitudes humillantes e inmorales del Ejército israelí en los territorios ocupados, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, declaró ayer que sus soldados "son los más éticos comparados con cualquier otro Ejército". El último escándalo en el que se han visto implicados los militares israelís es el uso de civiles como escudos humanos en una operación de un comando de élite.

"Nuestras tropas están llevando a cabo una campaña muy difícil contra los asesinos más cobardes. Si hay faltas deben ser investigadas, pero debemos entender a quién se está enfrentando el Ejército", dijo Sharon. Palabras de comprensión tras unas semanas en las que una serie de casos publicados en la prensa local han puesto al Ejército en el disparadero y, según palabras de Moshe Yaalon, jefe del Estado Mayor, "han minado gravemente la estabilidad de la institución".

NIÑA ACRIBILLADA Y VIOLINISTA Después de los casos del oficial que descargó varios cargadores en el cuerpo de una niña de 13 años, el de los soldados que juguetearon con cadáveres de palestinos o el del militar que obligó a un violinista palestino a tocar para él en un puesto de control, el Ejército admitió ayer dos nuevos casos que la organización israelí de derechos humanos B´Tselem y el periódico Yediot Ajronot destaparon. El primero de ellos es una práctica antigua y prohibida por el Tribunal Supremo israelí: el uso de civiles como escudos humanos. Según denunció B´Tselem y ayer admitió el Ejército, soldados de élite del Comando Naval utilizaron a familiares de los sospechosos a los que iban a detener para que fueran a localizarlos, como parte de una rutina de actuación para no poner en peligro sus vidas.

El Ejército investiga lo sucedido el pasado viernes en Yenín, donde varios civiles fueron enviados a recoger a un dirigente de la Yihad Islámica herido por miembros del comando. Cuando los civiles acercaron el herido a los soldados, éstos lo remataron, según B´Tselem.

El segundo escándalo hecho público ayer sucedió en Gaza el pasado marzo, cuando unos soldados que estaban de excursión en un asentamiento para celebrar su graduación en un entrenamiento básico mataron a un palestino de 15 años. Varios soldados implicados admitieron que el adolescente no suponía una amenaza.