Desde que comenzó a hablarse de un nuevo bombardeo estadounidense contra el régimen de Bashar el Asad, los portavoces de Rusia habían mantenido un perfil bajo y evitado caer en la retórica belicista. Hasta este jueves.

Tras una sesión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU donde se debatió de nuevo la guerra en Siria, el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia, no ha descartado la posibilidad de una guerra entre las dos superpotencias nucleares si el bombardeo estadounidense finalmente tenía lugar.

"No podemos excluir ninguna posibilidad, desafortunadamente, porque hemos visto los mensajes que llegan desde Washington; son muy agresivos", ha remarcado Nebenzia. "La principal prioridad es evitar el riesgo de una guerra; esperamos que no se llegará a un punto de no retorno", ha continuado.

Preparativos para la guerra

Rusia ya ha llevado a mar abierto los buques de guerra que mantenía amarrados en la base de Tartus, como parte de un procedimiento habitual para evitar que se vean afectados en caso de bombardeo. También ha advertido a EEUU que las baterías antiaéreas que protegen el puerto de Tartus y la base aérea de Khmeimim no deben ser sufrir daño algún bajo ningún concepto porque "las consecuencias" serían "mprevisibles", tal y como han advertido fuentes militares rusas a la prensa local.