Los fastos con los que el Kremlin pretendía celebrar el 75º aniversario del final de la segunda guerra mundial van a tener que esperar. En una videoconferencia televisada con el Consejo de Seguridad, que agrupa a miembros del Gobierno y altos funcionarios, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado este jueves el aplazamiento del tradicional desfile conmemorativo, al que este año pretendía conferir un significado especial invitando a numerosos líderes mundiales. Con casi 3.500 nuevas infecciones de covid-19 en las últimas 24 horas, el líder del Kremlin se ha visto obligado a admitir que "los riesgos asociados con la epidemia" de coronavirus no permitían la celebración de la parada militar el 9 de mayo.

"Ordeno .... posponer las preparaciones para el desfile militar en la plaza Roja, los desfiles en las regiones y aplazar todas las celebraciones con público que habían sido planeadas para el aniversario de la gran victoria", comandó el líder ruso.

DESFILE CIVIL TRAS LA PARADA MILITAR

Putin también ha dirigido palabras solemnes a los centenares de miles de civiles que año tras año, marchan detrás de los tanques y los soldados portando el retrato de un familiar caído en la contienda, una novedad en la festividad instaurada en el 2015 con la que el Kremlin pretende fomentar el espíritu patriótico en esta era de confrontación con Occidente: "Comparto vuestros sentimientos, porque yo mismo, no por obligación sino por sentimiento del corazón, voy en la misma fila que vosotros".

El aplazamiento constituye un nuevo revés para el calendario del Kremlin para el presente año. Hace tan solo unos días tuvo que posponer 'sine die' la consulta ciudadana sobre la reforma constitucional que convertía a Putin en presidente vitalicio 'de facto'. Una de las principales preocupaciones del presidente ruso es precisamente la creciente tendencia en Occidente a presentar también como agresor en la contienda global de hace siete decenios al régimen soviético, que pactó con la Alemania nazi el reparto de Polonia. Invitando a líderes como el francés Emmanuel Macron o el estadounidense Donald Trump, quien ya había declinado la oferta, Putin pretendía contrarrestar esta narrativa.