La última víctima de la sinrazón de la guerra iraquí se llama Margaret Hassan. Esta mujer, británica de nacionalidad, pero iraquí desde hace 30 años por matrimonio, se opuso a la invasión. Ahora se ve en medio de un fuego que nunca quiso y rehén de un grupo que se equivoca si piensa que con el secuestro y la decapitación de extranjeros va a hacer cambiar de opinión a quien, de forma torticera, manipuló informes para justificar una guerra ilegal.*Periodista