La estrategia occidental en Siria sigue llena de interrogantes. Después de que el pasado diciembre el presidente estadounidense Donald Trump anunciase por sorpresa la retirada de los 2.000 militares desplegados hasta ahora en el país árabe, sus socios europeos miran con escepticismo los planes de Washington. Esas diferencias volvieron a evidenciarse ayer en Múnich, donde se celebra la influyente Conferencia de Seguridad. En la capital bávara, el secretario de Defensa estadounidense, Patrick Shanahan, intentó calmar a sus aliados. «Los EEUU siguen comprometidos con la causa de la coalición: la supresión permanente del Estado Islámico (EI), tanto en Oriente Próximo como más allá», remarcó. Sin embargo, el responsable del Pentágono subrayó que la presencia de tropas sobre el terreno es «menguante».

La retirada de Siria se mantiene en marcha, algo que inquieta a sus socios europeos. «Todavía estamos tratando de entender cómo los estadounidenses planean retirarse», aseguró un representante europeo en declaraciones a la agencia Reuters. «No creo que aún haya claridad». Tanto políticos europeos como estadounidenses señalaron, amparados en el anonimato, que no se ha fijado ninguna fecha para la retirada.

COALICIÓN MÁS GRANDE

Shanahan, que asumió la responsabilidad en el Pentágono después de que su predecesor, Jim Mattis, abandonase el cargo en desacuerdo con la decisión de Trump, resaltó que Washington mantendrá su guerra contra este grupo terrorista yihadista, pero con un «cambio táctico». «Continuaremos apoyando la capacidad de nuestros socios locales para hacer frente a los restos del Estado Islámico», dijo, algo que seguirá en Afganistán, Filipinas o la África subsahariana. Para ello pretende construir una coalición «más grande y fuerte».

El pasado lunes, las guerrillas kurdas iniciaron su ofensiva final contra Baghuz, en la frontera entre Siria e Irak, último reducto del EI en el país controlado por Bashar al Asad. Trump aseguró que espera que la ofensiva se complete esta misma semana.

Desde hace años la Conferencia de Seguridad de Múnich se ha convertido en uno de los encuentros más importantes en política internacional, escenario idóneo donde ciertos sectores de la clase política abogan por una mayor militarización y lanzan discursos que después se diluyen.

En la apertura de este foro la ministra de Defensa alemana, la conservadora Ursula von der Leyen, dio la razón a Trump al remarcar que Alemania «está comprometida» con el objetivo de aumentar hasta el 2% de su producto interior bruto (PIB) su aportación a la OTAN.