El escritor chino-australiano Yang Hengjun, detenido desde principios de 2019 en China, defendió su inocencia y prometió luchar en los tribunales contra los cargos de espionaje que pesan sobre él, según un mensaje privado publicado este viernes en la prensa australiana.

"Nunca confesaré algo que no he hecho (...) Mi detención durante 19 meses es injusta. Soy inocente. Ellos pueden abusar de mí. Esto es una persecución política", dijo el bloguero prodemócrata y exfuncionario chino en un mensaje enviado esta semana a su familia y partidarios, obtenido por la cadena australiana SBS.

Enfrenta pena de muerte

El escritor de 55 años -quien fue acusado formalmente de espionaje el 23 de agosto del año pasado, tras estar siete meses detenido en un lugar secreto- se enfrenta a entre tres años de cárcel como mínimo y la pena de muerte de ser hallado culpable de espionaje en China.

La esposa del escritor, Yuan Ruijuan, comentó desde Hong Kong a SBS que su esposo "busca dejar en claro que no es verdad (la acusación de espionaje)". También remarcó que para ella, "lo más difícil es saber que se siente solo, totalmente aislado de todo y de todos".

Según Yuan, su esposo tuvo acceso el jueves por primera vez desde su detención, a un abogado, mientras que las autoridades australianas indicaron por su lado, que pudieron realizar una visita consular por vídeo conferencia el pasado 31 de agosto.

Más arrestos por parte de China

La declaración de Yang se da en la misma semana en que las autoridades chinas confirmaran la detención de la presentadora de televisión china-australiana Cheng Lei, por cargos desconocidos.

China afirmó el martes pasado que "actuará conforme a la ley" respecto a la detención en Pekín de Cheng Lei, cuyo arresto fue criticado la víspera por la ministra australiana de Exteriores, Marise Payne.

Según medios australianos, las autoridades chinas mantienen detenida desde el pasado 14 de agosto a Lei, quien trabaja desde hace ocho años para la cadena estatal CGTN, en una vivienda vigilada y en un lugar desconocido, lo que les permite aislarla del exterior y someterla a interrogatorios durante un máximo de seis meses.

Las detenciones de Yang y Cheng ponen más a prueba los lazos entre Australia con China, país que cuenta con un largo historial de detenciones de disidentes, algunas de ellas mientras residían en el extranjero, para acusarles más tarde de diferentes delitos.